Zottos y las 'barbies' de la Gendarmería Nacional en Salta

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Resuelto como ningún otro a elevar al intermitente Parlamento del NOA a inalcanzables alturas institucionales, el Vicegobernador de Salta, Andrés Zottos, ha celebrado hoy un acuerdo con el jefe de la VIIª Agrupación Salta de Gendarmería Nacional, comandante Luis Adolfo Guíñez, cuyo objeto es que éste informe a los legisladores del Parlamento, en su próxima sesión, sobre la labor que desarrolla aquella fuerza de seguridad de fronteras en materia de prevención del narcotráfico y trata de personas.

Zottos y Guíñez han querido documentar para la posteridad la celebración de tan importante acuerdo y para ello se han estrechado en un cálido apretón de manos frente a los flashes de los fotógrafos, sin reparar, al parecer, en que la escenografía escogida no era la mejor ni la más adecuada para tan solemne ocasión.

Gracias a Zottos, y casi por pura casualidad, venimos a descubrir que nuestra Gendarmería cuenta, entre la abundante simbología que le confiere su singular identidad (y que incluye la efigie de Güemes, el vanguardista edificio 'Centinela', el sobrio escudo de los sables cruzados y los perros amaestrados con chalecos refractarios) una serie de adorables muñequitos, de tipo 'barbie', ataviados con los uniformes e insignias de la fuerza.

El caso es que una decoración tan tierna en los cuarteles de la augusta, viril e inflexible Gendarmería puede ser útil para cautivar los corazones de políticos sentimentales y coquetos como Zottos, siempre prestos a soltar una lágrima; pero, a decir verdad, no transmite una imagen muy seria (o muy intimidante) a las mafias organizadas que trafican con estupefacientes y personas en la frontera.

Pero ya que ahora -gracias a Zottos- sabemos que esas 'barbies' existen en el mundo real (el de los átomos), ¿no sería buena idea que la Gendarmería se plantease ya mismo fabricarlas en gran escala para regalarlas en los barrios más desfavorecidos y promover así la «inclusión» de nuestro niños y niñas?

Al diablo con los narcotraficantes. Al fin y al cabo, ¿a quién le importa la opinión de estos delincuentes? Si, como parece, el delito está creciendo de forma imparable en la frontera, cada vez se necesitarán más gendarmes, y entonces qué mejor que ir aproximando a nuestra niñez a los valores supremos de la Gendarmería mediante una colocación masiva en el mercado de estas divertidas 'barbies' verde oliva.

Eso sí, con el patrocinio letrado del "Parlamento del NOA".