
La insinuación de Infobae acerca de que la boda mediática de Urtubey ha supuesto para el Gobernador de Salta un ahorro de 50 millones de pesos en campaña ha hecho que todas las miradas críticas converjan sobre su antigua novia y flamante esposa, de quien se cuestiona el papel que ha jugado en esta operación.
Para algunos, la maniobra de Urtubey comporta una clara instrumentalización de la mujer y la banalización de la institución matrimonial, con el objetivo casi indisimulado de obtener ventajas políticas.
Que el Gobernador haya alcanzado los objetivos que se proponía es algo que todavía está por verse. Las encuestas no consiguen todavía convencernos de que estemos en presencia de un líder nacional y no de un simple caudillo periférico, obnubilado por los focos de la gran capital.
Pero de lo que no caben dudas es de que el lugar voluntariamente asumido por Isabel Macedo en «reparto» (no olvidemos que la actriz siempre ha descollado en papeles de este nivel) es poco menos que un insulto a las mujeres.
A pesar de la evidencia, niguna organización defensora de los derechos mujer (incluidas las pocas que en Salta no reciben sueldo ni subvenciones del gobierno) ha salido a decir nada sobre este triste asunto.
La especulación de Infobae no solo coloca por encima de cualquier consideración los apetitos de figuración nacional de Urtubey sino que también rebaja de manera notable el supuesto romanticismo de la pareja formada (hace solo seis meses atrás) por el político en ascenso y la actriz madura.
Sin decirlo abiertamente, el diario porteño insinúa que detrás del decorado se esconden motivaciones económicas, ambiciones políticas y acuerdos contractuales que de ningún modo conviene que salgan a la luz.
Si es verdad que el ahorro económico en gastos de imagen fue planificado de antemano y que han sido motivaciones de esta naturaleza las que han decidido la fecha y el lugar del enlace, solo cabe pensar que el Gobernador de Salta se ha aprovechado económicamente de su relación sentimental con una mujer, algo que de confirmarse dejaría en un muy mal lugar al Gobernador y restaría cualquier credibilidad a sus políticas de igualdad y de promoción de los derechos la mujer.