Oscar Villa Nouguès, un firmador serial de convenios

En los últimos días, ha llamado la atención de forma manifiesta la hiperactividad contractual del Ministro de Salud Pública del gobierno de Salta, señor Oscar Villa Nouguès.

Al parecer, la doble condición de médico (primero) y abogado (después) del funcionario le ha permitido darse cuenta, quizá antes que sus predecesores en el cargo, del enorme déficit de recursos que arrastra su ministerio y la necesidad de pedirle prestados a la sociedad civil (a los agentes privados) algunos de los elementos que la sanidad pública necesita de forma imperiosa para no perecer.

Muy atrás han quedado los tiempos en que los ministros de Salud Pública se arreglaban con lo que tenían. Hoy, el combate con la enfermedad y, sobre todo, el hacer frente a la pobreza como causa mayor de las patologías que sufren las personas, requiere de otro tipo de habilidades, como por ejemplo, la de ser capaz de seleccionar a los sujetos privados que han de llenar los huecos que el Estado deja en la atención de los enfermos.

(1) Hace pocos días, el señor Villa Nouguès firmó un pomposo acuerdo con una ONG vinculada con el Hospital Británico de Buenos Aires, para que sus profesionales ayuden a mantener la salud de determinadas comunidades aborígenes el norte de la Provincia.

(2) Hace incluso menos, el mismo ministro firmó con una colega suya un convenio para que los trabajadores sanitarios (desde el médico más experto, hasta el más humilde chatero) se entrenen en una materia que la Ministra de Derechos Humanos llama, sin ruborizarse, «transversalización de la perspectiva de género».

(3) Ayer, el señor Villa Nouguès ha impreso su millonaria en un convenio con la Fundación Hemofilia de Salta, una organización privada, para que ésta preste sus servicios personalizados en el Centro de Rehabilitación Física. El trueque consiste en que la fundación en cuestión atenderá a los pacientes afectados de hemofilia y de la enfermedad de von Willebrand «conforme a las políticas sanitarias y bajo las directivas del Programa de Pesquisa de enfermedades raras y poco frecuentes, dependiente de la Subsecretaría de Medicina Social», a cambio de que el gobierno le proporcione un lugar físico para atender. ¡Negocio redondo!

(4) Aun a riesgo de contraer una epicondilitis por abuso de firma, el ministro Villa Nouguès ha anunciado que hoy mismo firmará un «convenio de capacitación» con la Universidad Católica de Salta (de la cual él fue alumno).

Dice la información oficial que el convenio tendrá por objetivo el de «establecer relaciones de colaboración, planificación, programación y desarrollo de actividades de carácter docente, de investigación, divulgación y educación para la salud», y que «promoverá el desarrollo de acciones culturales y científicas, se organizarán simposios, cursos, talleres y capacitación continua en diversas áreas».

Curiosamente, la información del gobierno no dice quién capacitará a quién: si la universidad a los funcionarios del ministerio; o al revés, si serán los funcionarios los que enseñarán a los profesores de la universidad, algo que también es posible, habida cuenta de que la crisis de materia gris también afecta al profesorado universitario.

Si echamos las cuentas, sale a un convenio cada dos días y medio, razón por la cual le convendría al ministro Villa Nouguès negociar un quinto convenio al hilo, pero esta vez con el Colegio de Psicólogos de Salta y con su flamboyante presidenta, a fin de que un profesional idóneo, si lo considera oportuno, «se lo mire» y dictamine si el Ministro de Salud no es carne de diván o si padece un síndrome obsesivo compulsivo, y necesita que alguien con autoridad le fije algunas reglas de conducta por el término de dos años.