Kosiner manipula la información para justificar el proteccionismo

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El diputado nacional por Salta, Pablo Kosiner, ha publicado hoy en su cuenta de Twitter la fotografía de una góndola del supermercado Jumbo en la que se exhiben productos importados.


Junto a la foto, el legislador ha pubicado el siguiente comentario: «Góndolas enteras de producción importada: galletas, fideos, condimentos, puré de tomate. Donde quieren llegar?»

En la fotografía claramente se puede apreciar que se trata de una sección especial del supermercado que se llama «Viví Sabores del Mundo», según rezan los carteles de color gris que aparecen intercalados entre los productos, a la altura de la vista de los consumidores.

Kosiner seguramente ignora que la gran mayoría de los supermercados con tecnología francesa que existen en todo el mundo dedican una sección especial a los alimentos importados. En casi todos los casos, se trata de una estrategia de marketing destinada a atraer a consumidores que son nativos de otros países, pero también es una forma de difundir entre la población vernácula productos propios y hábitos de otras culturas gastronómicas. En algunos países, determinados productos extranjeros que se pueden encontrar en los supermercados tienen la consideración de productos «gourmet».

Si el diputado Kosiner se preocupara por visitar algunos supermercados en Europa, tal vez no experimentaría la misma indignación si viera en las góndolas de la sección internacional de cadenas de distribución enormes como Carrefour o Auchan productos como el dulce de leche, la yerba mate, la polenta, el dulce de batata, los vinos mendocinos o de Cafayate, el chimichurri, las galletas, la cerveza, los alfajores o las especias producidas en la Argentina.

Si no hay más, es porque gente como el diputado Kosiner se encarga, con sus opiniones proteccionistas y sus patrióticas decisiones, que la industria nacional se mantenga en niveles de calidad mínimos que hace virtualmente inexportable la mayoría de sus productos.

Así como a Kosiner no le cuadra que los ciudadanos consumidores puedan elegir qué productos comprar, conforme a sus gustos y sus presupuestos, tampoco le gusta que los ciudadanos electores libremente elijan al gobierno o a la política económica que más se ajuste a sus preferencias.

La razón, como siempre, no es el nacionalismo sino la ignorancia o el cinismo puro.

Y más esto último, porque el diputado que se queja de que haya galletas inglesas o puré de tomate italiano en las góndolas de Jumbo es el mismo que aplaude a rabiar al gobernador Urtubey cuando recorre los parajes más pobres del norte de la Provincia de Salta con ropa de moda que no se fabrica en la Argentina (como las famosas camperas The North Face), o ensalzan al ministro Parodi, usuario de unas modernísimas ultrabook de Apple, que tampoco se fabrican en el país.

Para los amigos, todo lo que viene de afuera es bueno. Para el resto, aceite nacional a 90 pesos el litro.