San Francisco ya no está tan solano en El Galpón

Después de que el Arzobispo de Salta bendijera con inequívocos gestos la unión del Gobernador de la Provincia con su novia actriz -a pesar de que el mandatario tiene todavía un matrimonio canónico rabiosamente vigente- las fiestas patronales salteñas tienen, indudablemente, otro color.

El Gobernador ha elegido para presumir de bendición episcopal la ciudad de El Galpón, la misma que el pasado 17 de octubre sufrió un devastador sismo que dejó inútil el edificio de su iglesia parroquial. Se da por descontado que la presencia de Juan Manuel Urtubey en el lugar representa una gentileza, un guiño de complicidad hacia su mentor religioso, que recientemente resultó vencedor en un tironeado proceso de acción amparo por la conservación del antiguo templo.

Antes, cuando el ceremonial del gobierno tenía otras reglas, quien encabezaba las procesiones oficialmente en nombre de «la perrada» era el Vicegobernador de la Provincia, Andrés Zottos, caminador impenitente. Pero desde que éste dejara su lugar y su machete a Miguel Isa, la presencia gubernamental en los misachicos se ha ido haciendo un poco más espaciada.

Ahora, con el regreso del Gobernador al redil de ovejas obedientes, este tipo de celebraciones de pueblo han dejado de ser, como lo eran, un asunto casi folklórico para convertirse en un escaparate del Estado y en un barómetro para medir la salud del gobierno.

A las patronales de El Galpón asistieron sonrientes tanto el Gobernador como su novia, que no dejaron de prodigarse miradas cargadas de complicidad y amor ardiente.

No se sabe si de aquí en más el mandatario se dejará ver en otras festividades patronales, pero el haber elegido justamente la celebración de San Francisco Solano para ir acompañado es todo un mensaje, al público y al clero.

Probablemente, ahora que el Gobernador tiene banca en las principales cadenas de televisión del país e influencia en el ambiente artístico, a las fiestas a las que decida no acudir en persona sea enviado el actor Antonio Gasalla, para representar en el lugar a uno de sus personales favoritos: el de Soledad Dolores Solari.