
A primera vista, la recomendación presidencial es inobjetable. Pero si la analizamos con un cierto cuidado, lo primero que nos preguntamos es: ¿qué es más importante? ¿abrir fábricas o que los ciudadanos no pasen frío o calor, que puedan cocinar sus alimentos y estar comunicados unos con otros?
El problema no es determinar cuál de estos objetivos es más valioso, porque en realidad ambos lo son. La cuestión estriba en saber cuál de ellos elegimos cuando los dos entran en conflicto y cuando quien tiene la obligación de decidir no tiene más remedio que escoger uno desechando el otro.
El crecimiento económico (abrir nuevas fábricas) no puede estar nunca por encima de las necesidades de subsistencia de una persona o de un grupo social. Y si éstas, por la razón que sea, derrochan la energía que consumen, no es bueno pensar que se la están escamoteando a la industria sino a sus propios semejantes, que también necesitan calentar sus hogares o cocer sus alimentos.
Si la energía escasea lo razonable es establecer restricciones para todos, incluida la industria. La solidaridad debe fluir desde el que mayor capacidad tiene para resistir la crisis hacia los que menos. Jamás al revés.
Si para Macri son más importantes las fábricas que los ciudadanos que tiritan en casas poco preparadas para el frío, es solo porque ha nacido industrial y tiene una sensibilidad especial por este sector de la economía.
La recomendación presidencial de abrigarse dentro de las casas es razonable, pero hasta un cierto punto. Porque lo acertado hubiera sido recomendar a los ciudadanos hacer arreglos en sus viviendas para que el calor no se escape. Definitivamente, los que aspiran a vivir un clima tropical dentro de sus casas en pleno invierno, a costa de un mayor consumo energético, son unos irresponsables. En eso tiene razón Macri.
Pero ¿le ha pedido el Presidente a los industriales que optimicen el uso de energía? No que se sepa.
La gran mayoría de los industriales argentinos mantienen plantas ineficientes, equipamientos obsoletos y trabajadores poco comprometidos con el ahorro de energía. Solo una minoría de empresarios busca hacer sostenible su producción a través de la innovación en materia de fuentes energéticas. El Presidente debería exigirles un compromiso con el ahorro energético a todos.
Por último, frente a la situación de crisis que vivimos, hay que exigirle al presidente Macri, como jefe absoluto de la administración del Estado federal, que antes de pedirle a los ciudadanos ahorro energético y moderación en las temperaturas demuestre que ha adoptado en el ámbito de sus competencias medidas concretas y eficaces para evitar que las señoras cómodas de las oficinas públicas nacionales derrochen la energía que necesitan otros argentinos para vivir.