Nace en Salta el Fondo de Respiración Histórica

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Al gobernador Urtubey, profeta del crecimiento económico inagotable, le han comenzado a escasear los recursos, según indican las principales fuentes de información económica de la Provincia.

Para haber llegado hasta este punto, pueden haber sucedido dos cosas: que el mandatario haya pecado de optimismo excesivo en su previsión económica, o que, habiendo acertado, su administración se haya gastado todo lo que debía haber reservado para el futuro.

Quien se presenta a la sociedad como el supremo renovador de las prácticas políticas pretende ahora aplicar a la crisis una receta que probablemente ya ensayaron sus bisabuelos: la del endeudamiento exterior.

Se trata de la traducción al lenguaje de los mercados financieros globales del viejo bono aldeano con que el gobernador Romero padre, en los años ochenta, dejó a la economía salteña al borde del colapso más catastrófico.

Que el nuevo proyecto de endeudamiento tiene más luces que sombras es asunto sobradamente conocido. Lo que se sabe ya menos es que detrás de la operación se oculta el fracaso técnico de unos iluminados que creyeron siempre que el ciclo económico se movía al ritmo de los tiempos políticos, y no a la inversa.

Muchos coloquios de Idea, muchas disertaciones en foros económicos internacionales, muchas cumbres mundiales de políticas públicas, mucha sanata económica, pero a la hora de la verdad hay que salir con el sombrero a mendigar ayuda a los países más poderosos.

También se sabe que el dinero que vamos a pedir prestado y que pagarán los salteños del mañana servirá para ocultar el enorme fraude (en términos políticos, aunque probablemente también penales) del llamado Fondo de Reparación Histórica.

La revelación de que un 80% de las obras que se había previsto realizar con los recursos de aquel fondo no fueron terminadas y que buena parte de ellas ni siquiera han comenzado; y la más reciente, efectuada por un diputado provincial, de que al dinero «se lo robaron», habla a las claras de que la nueva inyección financiera tiene por objeto que el gobierno de Urtubey no se hunda y que el Gobernador pueda seguir asistiendo a inauguraciones de obras menores, junto a intendentes más o menos corruptos.

El gobierno necesita urgentemente oxígeno para respirar, pues de lo contrario los tres años y siete meses que le quedan a Urtubey en el gobierno serán un auténtico calvario.

Ahora, que si es justo o no que los salteños que hoy tienen entre 15 y 25 años deban sacrificarse para devolver un préstamo que solo tiene por objeto inflar la imagen del Gobernador y reparar los agujeros del Fondo de Reparación Histórica, es un asunto bastante diferente sobre el que los ciudadanos deberán expresarse en las próximas elecciones legislativas de 2017 y en las generales de 2019, ya que es bastante improbable que una Legislatura de borregos, como la actual, sea capaz de tener un gesto de decencia cívica, negándose a firmar alegremente la hipoteca que el señor Gobernador nos ha propueso.