'Ignorar el sufrimiento del prójimo es ignorar a Dios', dice el Papa Francisco

El mensaje fue pronunciado por el Sumo Pontífice en el transcurso de la audiencia general de ayer, pero sus razonamientos pueden tranquilamente aplicarse a la actitud del Gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y de su novia, Isabel Macedo, durante la visita de ambos al hospital del Orán, el pasado día sábado 16 de abril.

Como se recordará, durante aquella visita, Urtubey y su novia emprendieron un recorrido por los pasillos del hospital, en donde había una gran cantidad de enfermos ya sometidos a tratamiento médico, pero en camillas y sillones.

La situación más comprometida se produjo cuando al entrar en uno de estos pasillos, una persona le advirtió al Gobernador de la Provincia que un enfermo se hallaba tirado en el suelo. El mandatario pasó al lado del paciente, simuló no verlo, y no hizo el menor intento de ejercer su autoridad en el lugar para procurar al enfermo una atención digna y adecuada.

Ha dicho el Papa en su catequesis, en referencia al pasaje de los Evangelios, «que el sacerdote y el levita de la parábola» (del buen samaritano) «ven al hombre herido, pero lo ignoran. Y sin embargo, no existe un verdadero culto si no se traduce en servicio al prójimo».

El mensaje del Papa

En su página oficial de Facebook se publica esta mañana un extracto de la catequesis ofrecida por el papa Francisco en la audiencia general de esta ayer.

El Pontífice ha dicho lo siguiente:

«La parábola del buen samaritano nos ofrece una enseñanza: no es automático que quien frecuenta la casa de Dios y conoce su misericordia sepa amar al prójimo. ¡No es automático!

Vos podés conocer toda la Biblia, conocer todas las normas litúrgicas, toda la teología, pero del conocer no se pasa automáticamenta al amar: el amar tiene otro camino, el amor tiene otro camino. Es necesaria la inteligencia, pero también algo más...

El sacerdote y el levita de la parábola ven al hombre herido, pero lo ignoran. Y sin embargo, no existe un verdadero culto si no se traduce en servicio al prójimo. No lo olvidemos jamás: ante el sufrimiento de tanta gente agotada por el hambre, por la violencia y la injusticia, no podemos permanecer como espectadores.

Ignorar el sufrimiento del hombre, ¿qué cosa significa? ¡Significa ignorar a Dios! Si yo no me acerco a aquel hombre, a aquella mujer, a aquel niño, a aquel anciano o aquella anciana que sufre, no me acerco a Dios.

El samaritano se comporta con verdadera misericordia: venda las heridas de aquel hombre, lo lleva a un albergue, lo cuida personalmente, provee a su asistencia.

Todo esto nos enseña que la compasión, el amor, no es un sentimiento vago, sino significa cuidar al otro hasta pagar personalmente. Significa comprometerse cumpliendo todos los pasos necesarios para acercarse al otro hasta identificarse con él: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. Este es el mandamiento del Señor».