Urtubey zambulle a Macedo en la política pero no quiere que la política la salpique

mt_nothumb
El Gobernador de Salta, como buen caballero que es, ha salido al rescate de una dama en apuros.

Desde que la actriz Isabel Macedo acompaña al mandatario salteño en sus apariciones públicas más recientes y controvertidas (acto de la Fundación Conin, entrega de casas en Hipólito Yrigoyen, visita al Hospital de Orán) la actriz ha descendido de su pedestal y ha sido objeto de un bombardeo mediático de insultos y descalificaciones del más variado gusto y tenor.

Según parece la hiperactividad mediática enderezada a destruir la imagen de Isabel Macedo es objeto de la preocupación del Gobernador de Salta, que parece haberse dado cuenta de que actuó con cierta precipitación y ligereza al zambullir a la actriz en la política, sin que esta estuviera suficientemente preparada para resistir los ataques, muchas veces despiadados, que el ejercicio (aun pasivo) de la política acarrea.

Macedo no toma decisiones en nombre de los salteños. Nadie la eligió para eso, pero a pesar de su falta de legitimidad democrática disfruta desde hace un mes y pico de un status público que convendría revisar para que el asunto no adquiera dimensiones incontrolables.

Bien haría el gobernador Urtubey -galante novio- en aplicar respecto de Macedo el prudente criterio que en su día aplicó respecto de su anterior (y hasta ahora única) esposa, así como de sus hijos, a quienes preservó de la exposición pública por razones que son más que evidentes y que, ahora, se han revelado como muy justificadas.

En declaraciones a la emisora Radio Mitre, Urtubey ha dicho hoy mismo que «hay sectores que descargan sus posiciones políticas con Isabel Macedo», en un intento de aislar a la actriz y de sustraerla del enfrentamiento político.

Pero no son los descargadores los responsables de esta incómoda situación, sino el propio Urtubey, que fue quien metió a Macedo en el embrollo y al parecer no le avisó que la política, y más en Salta, no es precisamente un liceo de señoritas.

Si bien Urtubey ha dicho hoy por la radio que las críticas a Macedo se producirían igual, aunque no lo acompañara en sus apariciones públicas, esta afirmación es muy dudosa, pues producto de su acierto anterior y de la encomiable discreción de sus hijos y de su primera esposa, su familia hoy está virtualmente blindada a la críticas.

Urtubey debería advertir, como lo hacen muchos, que la inesperada aparición de Macedo y su menos previsible asunción del rol de Primera Dama, ha vuelto los reflectores hacia su familia. Su esposa y sus hijos -que ninguna culpa tienen de la mala situación que vive Salta desde hace ocho años- están hoy permanentemente jaleados por la mala influencia que sobre su imagen pública proyecta la sombra de la espigada protagonista de Fronteras.