
Así se desprende de la comunicación oficial del gobierno de Salta en la que se da cuenta que a la doble ceremonia en la que trece niños de diferentes localidades de la Provincia recibieron su bautismo, apadrinados por la Presidente de la Nación y por el Gobernador de Salta, el mandatario provincial no acudió en persona.
El parte oficial del gobierno incurre en evidente error al hablar de «Bautismos Presidenciales y Gubernamentales» (sic), ya que el primer sacramento de los cristianos no es ni administrado ni recibido por la Presidente o por el Gobernador, quienes en el mejor de los casos actúan en la ceremonia como simples padrinos. A menos que se entienda por «bautismo» un acto de iniciación ideológica y no religiosa.
El Gobernador sin embargo no dejó a sus flamantes ahijados totalmente desairados, pues no solo envió a sostener el cirio al Director de Ceremonial y Audiencias de la Casa de Gobierno, sino que llenó la canasta de los neófitos con abundantes «souvenirs» como medallas recordatorias, subsidios y obsequios.
Cuando los recién bautizados tengan edad suficiente para comprender, sufrirán seguramente una gran desilusión al enterarse de que «el padrino guitudo» dejó de asistir a tan trascendente ceremonia (en la que fueron ungidos con crisma) por hallarse en la puna entregando cachiporras a los policías para que atiendan las crismas de otros cristianos.