Parodi reclama un periodo de gobierno más para Urtubey porque 'todavía falta mucho por hacer'

El Ministro de Economía, Infraestructura y Servicios Públicos, y virtual jefe del gobierno provincial de Salta, Carlos Parodi, ha defendido ante los micrófonos de una radio de la ciudad la necesidad de que el actual Gobernador de la Provincia, Juan Manuel Urtubey, quien a finales de este año completará siete años de gobierno, «se beneficie» de un mandato más de cuatro años.

Parodi ha justificado esta impostergable y democrática necesidad con los mismos argumentos que en 2003 utilizó el gobernador Juan Carlos Romero -entonces derrotado en unas elecciones presidenciales- para forzar la reforma de la Constitución de Salta y acceder a un tercer mandato consecutivo que haría durar su gobierno unos insoportables doce años.

Señalado por casi todo el espectro político como el autor intelectual de aquella discutida reforma, que propició que el régimen político instaurado en Salta fuese caricaturizado en todo el país y en parte del extranjero como «el sultanato», Urtubey vuelve ahora a transitar el mismo camino, después de haber jurado por sus muertos que, a diferencia de Romero, iba a ser un gobernante limitado y que iba a desempeñar la primera magistratura provincial, recatadamente, durante un solo periodo.

La única diferencia entre los dos «sultanatos» parece hallarse en la persona del portavoz que proclama la necesidad de la reelección. Si en 2003 fue el propio Urtubey, -quien primero firmó el libro Sembrando Progreso, en el que esbozó el más ferviente y nauseoso de los panegíricos dedicados a Romero de los conocidos hasta ahora, y poco después firmó la orden para que los fiscales metieran al «sembrador de progreso» en la cárcel- en 2014 el honor le corresponde al ministro Parodi, un hombre acorralado por los escándalos de corrupción y amiguismo que estallan a su alrededor.

En 2003, los partidarios de un tercer mandato de Romero justificaron la manipulación de la Constitución en «la cantidad de cosas que faltaban por hacer», exactamente igual que hoy lo hace el ministro Parodi.

Pero la similitud entre los dos procesos no se detiene ahí, ya que Romero demostró que entre lo que le faltaba hacer por aquel entonces estaba la designación del hijo del capataz de su finca como juez de la Corte de Justicia, el comodato del hangar del aeropuerto de Salta, el tejido de una vasta y compleja red de impunidad en casi todos los niveles del Poder Judicial y del Ministerio Público o las operaciones especulativas con los terrenos de La Ciénaga, por mentar solo a unas cuantas cosas impostergables.

Urtubey, bajo la luminosa guía de Parodi, va también por el mismo camino y amenaza ya con batir récords históricos en materia de designación de amigos, confidentes y parientes de los parientes en las altas esferas del Poder Judicial. La principal preocupación del actual Gobernador de Salta consiste ahora en asegurar que sus compañeros de la Escuela Parroquial de la Merced y el Bachillerato Humanista puedan tener casas decentes, con cargo, por supuesto, a las cuentas del Estado.

Y si esto es lo que todavía falta por hacer, desde luego que razón no le falta a Parodi. Todavía es mucho (muchísimo) lo que hay por delante, porque la elite gobernante (si es que se le puede llamar así) no ha churmado al Estado todo lo que se lo podría churmar. Hacen falta cuatro años más. Por lo menos.

Si la tesis de Parodi sigue adelante y consigue el éxito que sin dudas merece por su originalidad e inteligencia, los Gobernadores que vengan lo tendrán muy fácil para eternizarse en el cargo. Solo con ser inútiles, inoperantes y cleptómanos como lo fueron sus dos predecesores -lo cual no es muy difícil que digamos- se aseguran que siempre les quedarán cosas por hacer. Y habiendo cosas por hacer, ¿por qué no volver a votarlos?

La lógica es, por decirlo de algún modo, aplastante.