
Pero, ¿qué características tiene el anafe que vende el gobierno y cuánto cuesta en realidad?
Hablamos de una placa de cocina con dos quemadores, sin tapa, dos termostatos independientes, cinco niveles de potencia, fabricada en China y con un consumo que oscila entre los 2000 y los 2500 vatios. Una pequeña cocina para salir del paso, que ni de lejos cumple con las normas más exigentes en materia de eficiencia energética.
Las mismas cocinas (o anafes), que el gobierno de Salta vende a 275 pesos en «cuotas cautivas» que se cobran junto al recibo de la luz, cuestan en Europa (a donde también se importan desde China) entre 17 y 20 euros (es decir, entre 188 y 220 pesos argentinos).
Es de suponer que el costo unitario del producto para el importador es sustativamente menor, con lo cual los márgenes de ganancia para quien las vende a los consumidores finales son bastante más amplios en la Argentina que en Europa.
Si se tiene en cuenta, además, la cantidad de estos aparatos que el gobierno de Salta se propone colocar entre las familias necesitadas de Salta, podemos estar ante un descomunal negocio cuyos beneficios económicos se desconoce a dónde van a parar.