
Con el cuerpo aún caliente de un joven de 17 de años baleado mortalmente y sin explicaciones por agentes de la Policía de Salta, el Ministro de Seguridad del gobierno provincial, señor Carlos Cayetano Oliver ha encontrado el tiempo y el coraje necesarios para salir de su encierro estival y hacer unas declaraciones en las que ensalza el cuidado que el gobierno pone en la salud de los «caballos judicializados».
Las manifestaciones del ministro son vergonzosas, sin lugar a dudas; pero mucho más vergonzosa y deleznable es la actitud de los comunicadores a sueldo del gobierno, que con la publicación de estas inoportunas e innecesarias declaraciones confirman que la manipulación de la realidad que vivimos no conoce de límites morales de ninguna naturaleza.
En medio de una situación tan grave y dolorosa como la que en estos momentos se vive en Salta por el asesinato a sangre fría del joven Nahuel Salvatierra a manos de la Policía, a ningún comunicador responsable se le podría haber ocurrido la espantosa idea de presentar al Ministro de Seguridad como una persona más preocupada por la salud de los caballos que por la vida de los seres humanos.
Antes de dimitir, el señor Oliver haría una gran contribución a la decencia de Salta y honraría la inteligencia de los ciudadanos si se dignara en echar al periodista o la periodista que le hizo aparecer ante los ciudadanos como un desalmado.