19 de abril: Día del Aborigen Americano

  • Fecha que fue institucionalizada en conmemoración al Congreso Indigenista Interamericano celebrado en México, el 19 de abril de 1940. Dicho congreso fue convocado en la ciudad de Patzquaro por el entonces presidente mexicano Lázaro Cárdenas; quién era a su vez descendiente de aborígenes.
  • Conmemoraciones

Si bien vivimos en una época donde se ha instalado, de modo generalizado, la noción de que la diversidad cultural es un valor que se debe respetar. Si bien, además, la expansión de la retórica de los derechos humanos ha instalado progresivamente la idea de que discriminar, no es sólo no tratar a los ciudadanos como iguales ante la ley, sino también no hacer espacio a diferencias legítimas, es decir, silenciar facetas identitarias . Y aunque en la Constitución Nacional enmendada en 1994 se habló de “reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos índígenas argentinos”. No es menos cierto que el imaginario de la nación argentina excluyó desde el vamos a los pueblos nativos, reinscribiendo una historia que se ha esforzado por forjar una imagen argentina como nación de raíces europeas, monocromáticamente homogénea.


Y esta cuestión de la “identidad” está siendo vigorosamente debatida en la teoría social. El argumento en esencia se funda en los cambios que ha aparejado el fenómeno de la Globalización y/o de la revolución de las comunicaciones. Este fenómeno único en la historia humana ha desestabilizado el mundo social que durante tanto tiempo se hallaba seguro dentro de su cultura y ha producido un declive, lo que da origen a un nuevo ser humano que tiene por principal característica la de ser un ente fragmentado y a la vez individualista.

Y el hombre pos-moderno o bien llamado ahora neo-pos-moderno, sufre de una “crisis de identidad” que a la vez es parte de un proceso más amplio de cambios dislocantes que generan una nueva estructura moderna que podrán ser o no un anclaje estable en un futuro mundo global.

Para esta situación y dentro de nuestras perspectivas la “preservación del patrimonio cultural” aparece como una respuesta para una sociedad culturalmente avasallada, invadida, despojada y sobrepujada por otra cultura en proceso de expansión; y dentro de esos procesos están también ciertas reacciones, que pretenden hacer frente a la globalización, las resucitaciones de viejas identidades étnicas, religiosas, raciales, culturales, territoriales que se daban por desaparecidas, las cuales por cuestiones de reivindicaciones políticas y/o sociales justas y legítimas afirman su realidad y persistencia histórica en distintas escalas pugnando por una confirmación y/o reconocimiento en espacios geográficos, políticos sociales, culturales y económicos. Esta realidad exige una necesaria reflexión y estudio, hay que separar la paja del trigo, ya que no se puede por el sólo hecho de preservar el patrimonio cultural disfrazar una cultura con otra.

Lo sano sería ante todo reconocer la pluriculturalidad existente en los medios urbanos y rurales, configuración de diferentes mundos y realidades que se producen del proceso inmigratorio constante que caracteriza a nuestro país. A este respecto no debemos caer en la polaridad identitaria que marca a la sociedad “blanca”, “alfabeta”, “desarrollada", “moderna”, “industrial”, “urbana” en contra de una sociedad “subdesarrollada”, “analfabeta”, “tradicional”, “rural”, “indios”, cuestionada y satirizada como “inculta”; Ni tampoco en la trampa del doble discurso que celebra la diversidad y por el otro lado la niega.

Es necesario desmontar las asimetrías del sistema de identidades vigentes y revertir la tendencia histórica de paternalismo estatal sobre los pueblos preexistentes, para que surja una participación colectiva y autónoma en la esfera pública.