La bolsa o la vida (la nueva grieta que impone el COVID-19)

  • Las imperiosas medidas tomadas por los gobiernos tanto nacional como provinciales, marcan una impronta histórica y especial en el mundo. A una crisis económica terrible en que se encuentra nuestro país se le suma la pandemia con un parate en la economía que algunos profetas del odio llaman "suicida".
  • Pandemia y finanzas

La diferencia la marca quizás Brasil que en su política nacional ha primado las finanzas a la vida de sus ciudadanos, criticando severamente a los gobiernos locales que decretan el aislamiento como medida preventiva.


Y a pesar de los horrendos ejemplos que nos dan Italia y España, muchos economistas, sociólogos y hasta investigadores especializados se afanan en demostrar que este virus mortal no es tan importante como cualquier resfriado.

En nuestro país de a poco y muy subrepticiamente, voces se alzan desde las cuevas de las finanzas, para criticar al gobierno nacional. Lo acusan de irresponsable y dictatorial. Pronostican desastres futuros augurándonos el peor de los futuros posibles. La remanida "Patria Financiera" se agazapa como fiera enjaulada cuidando y protegiendo sus nefastos intereses.

Desde el otro lado del fin del mundo el Papa pide priorizar la vida a la economía para no provocar un “genocidio virósico”. Este pedido del Papa está contenido en una carta que le envió este fin de semana al juez porteño Roberto Andrés Gallardo, en su carácter de presidente del Comité Panamericano de Jueces por los Derechos Sociales, una organización creada por inspiración de Francisco para promover una visión más humanista de la impartición de justicia. De hecho, la Iglesia en general, y los curas villeros en particular, vienen alertando sobre las consecuencias de la cuarentena entre los más pobres, especialmente en los asentamientos del conurbano, pero subrayan la necesidad de acatar en lo posible las medidas preventivas dispuestas por el Gobierno a la vez que refuerzan su obra solidaria.

Por otra parte los diarios LA PRENSA, CLARÍN Y LA NACIÓN arremeten con artículos muy críticos a la Presidencia, acusando, sembrando la duda, impulsando esta nueva grieta argumentando que "La antinomia entre el cuidado de la vida y el de la economía constituye un argumento que ignora una realidad compleja y divide la opinión popular en dos. Un recurso usado históricamente con malos resultados: patria o colonia, liberación o dependencia, patria o buitres, estado o mercado, campo o industria, etcétera. Un recurso que el mentor político del actual presidente manejaba con destreza. Su resultado habitual se llama grieta: Divide et impera..."

El problema que enfrenta el gobierno es mucho más acuciante y arduo. Tiene dos frentes: por un lado la Pandemia con todas las cuestiones sanitarias y sociales y por otro la verdadera oposición que la constituye, no los partidos políticos conservadores, sino los intereses mezquinos de la oligarquía financiera que reinó a sus anchas en el gobierno de Macri con sus trágicas consecuencias sociales.

La grieta planteada, que no deja de ser tan vieja como nuestros males primigenios, es la "bolsa de unos pocos o la vida de muchos" - más que una cuestión shakesperiana resulta una dicotomía ética fundamentalmente.

El pasado viernes, en un histórico rezo en soledad en la Plaza San Pedro, Francisco planteó que "nadie se salva solo" de la pandemia y recordó a la humanidad que estamos "todos en la misma barca" para afrontar la situación.