Funcionamiento deficiente del aeropuerto de Salta durante la madrugada

Los reiterados cacareos del gobierno provincial de Salta sobre el incremento de vuelos y frecuencias en el aeropuerto de Salta han sufrido un súbito baño de humildad, tras conocerse la noticia de que unos doscientos cincuenta pasajeros de un vuelo internacional procedente de Lima, debieron afrontar anoche largas horas de espera por la virtual ausencia de servicios de tierra a la hora de arribo: las 4.30 de la madrugada.

Según algunos de los pasajeros afectados, las primeras dificultades se produjeron por la falta de personal para el transporte del equipaje de la aeronave a la terminal. Más tarde, los mismos pasajeros debieron sufrir la desatención en las oficinas de migraciones y de aduanas, también por la falta de personal, en número suficiente.

Los pasajeros del vuelo de la empresa LAN tuvieron que esperar más de veinticinco minutos en la sala de entrega de equipajes para que las cintas transportadoras se pusieran en movimiento. Las cintas -denunciaron- no tienen la capacidad necesaria para vuelos internacionales, lo que aumenta de forma sustantiva los tiempos de espera de los pasajeros.

Los mismos viajeros se quejaron que al momento de realizar el trámite de ingreso al país por las oficinas de migraciones, estas se encontraban vacías. Nuevamente pusieron de relieve la manifiesta inadecuación de las instalaciones aeroportuarias para la recepción de vuelos internacionales.

Algo parecido sucedió con el trámite de aduana. En total, fueron casi dos horas de tensiones y de malhumorada espera las que debieron sufrir los recién arribados, no solo por falta de personal, sino especialmente por la falta de previsión de las autoridades del aeropuerto y las notorias debilidades de sus instalaciones.

Los pasajeros -la mayoría de ellos con mueca de disgusto- se preguntaban qué ocurriría en el lugar si llegaran a coincidir dos vuelos internacionales. «El aeropuerto colapsaría en cuestión de minutos», dijeron al unísono.

La situación descrita por los afectados contrasta notablemente con la plácida satisfacción del gobierno provincial, que sigue entusiasmado con sus esperanzadores anuncios de nuevos vuelos y nuevos destinos, y no acierta a comprender que el aeropuerto que soporta este tráfico carece de lo mínimo indispensable para dar a los viajeros un servicio a la altura de sus expectativas más modestas.