La muy noble y leal Ciudad de Isa en el Valle de Salta

El señor Intendente de la antigua ciudad de Salta persiste en su idea de asociar su nombre con el de la ciudad que, por otra parte, con tanto acierto rige. Sus profusos avisos en la prensa oral, escrita y televisada tienen como eje una auténtica creación del marketing local que reza así: “Intendencia Salta, Intendencia Isa”.
Don Hernando de IsaEste cronista, intrigado por la persistencia de esta identificación antirrepublicana, se ha tomado el trabajo de indagar y reflexionar sobre las causas y antecedentes de este verdadero fenómeno.

Lo primero que salta a la vista es que la idea, el eslogan, ha hecho escuela y es usado -bien que con matices- por los Intendentes de San Lorenzo (un simpático señor de apellido Gonza que prefiere lo llamen por su apodo de Quila) y de Vaqueros don Miguel Alemán.

Antes de proseguir, conviene advertir al lector que, cuando un ciudadano conquista el poder y asume un cargo de cierta relevancia, es inmediatamente rodeado de historiadores, licenciados en marketing, comunicadores sociales y expertos en opinión pública. Entre otros “entornadores” mas tradicionales cuya identificación sobra.

Hay que añadir, acto seguido, que los ciudadanos poderosos pueden ser clasificados en dos grandes categorías según su afición o rechazo al culto de la propia personalidad.

Cuando un pueblo, nación u organismo tiene la fortuna de ser conducido por una persona austera y conciente de la periodicidad de los cargos públicos, aquellos modernos entornadores se quedan sin trabajo aunque no cejan en buscar atajos para quebrar la resistencia de los personajes modestos a los que descalifican rotulándolos como sujetos de “perfil bajo”.

Sus cultores pretenden que el marketing, como pura herramienta de ventas y manipulación, es un elemento a-jurídico e incluso a-constitucional, en el sentido de que su lógica y sus “productos” no están para nada constreñidos a las reglas fundantes de los Estados democráticos.

Pretenden también, y en este caso con cierta razón, que su arte está al margen de las ideologías, las candidaturas y las tendencias políticas. Lo que explica, por ejemplo, que el mas encendido publicista del ajuste ortodoxo de 2001, corralito incluido, sea hoy el mentor que dirige la propaganda del progresista matrimonio Kirchner. Suele usar, como argumento de ventas, el ofrecimiento gratuito de sus servicios acompañado de encendidas invocaciones patrióticas.

Pero regresemos a Salta.

Los historiadores han explicado al señor Miguel Isa que nada menos que el fundador de su ciudad (y me refiero a Salta y no a la Colonia Santa Rosa), don Hernando de Lerma, decidió bautizar a esta ciudad con su propio apellido: “Ciudad de San Felipe de Lerma en el Valle de Salta”, o algo así.

El próximo paso era obvio: si lo hizo don Hernando (cuyos huesos humillados y golpeados fueron a dar a una iglesia madrileña), porqué no puede hacerlo don Miguel.

Cuando esta “idea” conectó con humanas vanidades que suelen adornar la personalidad de los hijos del Mediterráneo, el asunto quedó resuelto y el eslogan abruma desde entonces a los salteños predisponiéndolos a favor de inminentes candidaturas.

Los astutos creativos creyeron haber descubierto la piedra filosofal: Una campaña electoral perpetua, centrada en un candidato y no en un partido, y financiada con fondos públicos.
 
De nada vale que los opositores de siempre, los que hacen profesión del rechazo a los gobernantes, esgriman el principio republicano (artículo 1 de la Constitución de Salta), ni las contundentes normas del Código Electoral Nacional (artículos 64 y concordantes), ni los precedentes internacionales (La española Ley 29/2005, entre otras muchas), ni pautas morales de sobriedad, ni paparruchadas por el estilo. Los "ideólogos" dan por hecho que nuestra tradicional apatía cívica bastará para que la campaña perpetua continúe mansamente.  

Los creativos –incesantes y voraces- analizan diversas variantes para dar una vuelta de tuerca a su primitivo ingenio: Llamar Isaburgo o Isapólis a la ciudad, y acostumbrar a los antiguos salteños a reconocerse como iseños o isaínos.

Déjenme decirles a los lectores y al propio señor Isa, don Miguel, que la campaña sobreabunda y daña su imagen.

Bastaría con que nuestro Intendente exhibiera el puente sobre la calle Córdoba al 2000 (que urbanizó una extensa zona agredida por lo prostibulario), su apoyo al Hogar Cristo Rey (y a las ancianas que allí viven felices), y la remodelación de la calle Balcarce (que anoche visitó -deslumbrado y orgulloso- este cronista) para que los salteños lo valoren positivamente e incluso lo aprecien.

Y, si me apuran, hasta para que le perdonen el desaguisado del Teatro Alberdi.

Concluyo con una ilustrativa cita de CHATEAUBRIAND: "Las miserias y las grandezas son hermanas gemelas, nacen juntas; pero cuando los partos son vigorosos, las miserias mueren en un cierto momento, quedando vivas solo las grandezas. Para juzgar imparcialmente la verdad que ha de quedar, es preciso, pues, situarse en el punto de vista desde el cual la posteridad contemplará los hechos consumados"