Romero, Solá y Puerta convocan a reeditar el pasado más infame del peronismo

El Partido Justicialista es el único partido político del mundo moderno que entra en crisis tanto cuando pierde como cuando gana las elecciones. La muy peculiar conformación del sistema argentino de partidos políticos hace que el Partido Justicialista resulte, al mismo tiempo, vencedor y vencido en una contienda electoral. Romero, y un adiós que se prolongaSólo por poner un ejemplo que deja en evidencia, quizá mejor que cualquier otro, esta situación paradojal, pensemos que si el liderazgo de Néstor Kirchner se ha visto disminuido por su derrota, por muy escaso margen, en la Provincia de Buenos Aires, frente a él se alza como alternativa el liderazgo del senador Romero, doblemente derrotado en las elecciones de Salta, que ayer mismo, junto a Puerta y a Solá, han convocado a "constituir una mesa política con los peronistas que triunfaron en las provincias".

Si Romero es el ejemplo de "un peronista que ha triunfado en su Provincia", la paradoja se cierra asumiendo que en esa convocatoria debería figurar el denostado y renunciado Kirchner. Porque si Kirchner ha sufrido una doble derrota (en Buenos Aires y en Santa Cruz), Romero la ha sufrido en el mismo distrito, con su candidato Wayar y con el candidato de su partido Yarade. ¿Por qué Romero se cuelga el cartel de vencedor y se lo niega a Kirchner? Ésto sólo puede suceder en el peronismo argentino.

El anuncio de Romero, Puerta y Solá supone volver a los tiempos en que los "barones territoriales" del Partido Justicialista, esto es, los gobernadores poderosos, eligieron al Presidente de la Nación, a puertas cerradas.

La única salida digna para el peronismo es disolver el Partido Justicialista, pagar las deudas y encargar al último que apague la luz, ésto en caso de que en medio de tanta oscuridad, sea capaz de encontrar alguna.