
En tal carácter asistí el pasado jueves 15 de noviembre a la inauguración oficial del curso académico 2007-2008. Este evento es de gran importancia en el ambiente político de la Unión Europea, ya que es tradición invitar a importantes personalidades para el discurso de apertura. Estos discursos son cuidadosamente analizados por los medios europeos e internacionales, pues en ellos se delinean las políticas presentes y futuras de la UE y sus miembros.
En anteriores oportunidades algunos de los invitados fueron Felipe González (1985), Francois Mitterrand (1987), Margaret Thatcher (1988), José Manuel Durao Barroso (2004), Javier Solana (2005), entre otros. En esta ocasión, el invitado fue el actual Secretario -equivalente a nuestro Ministro- de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, David Miliband (considerado por muchos como potencial futuro primer ministro británico).
Luego de su discurso -de gran repercusión en la prensa (ver referencias)-, se dio lugar a una ronda de preguntas de los estudiantes. Tuve la oportunidad de formular la primera de ellas, y me pareció importante, en ese ámbito y como argentino, hacer referencia al reciente reclamo adicional británico de soberanía sobre territorios antárticos y a la existencia de una posible contradicción entre este política de reclamar soberanía y recursos para explotación propia en un área tan sensible y lo expuesto durante su discurso sobre una Unión Europea -y Gran Bretaña como parte de la misma- exportadora de un modelo de cooperación internacional y de protección del medio ambiente.
El objetivo de plantear esta pregunta fue -ciertamente sin esperar una respuesta concreta o definitiva sobre el tema dadas las implicancias diplomáticas y políticas de toda declaración del Secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña- traer al debate lo que personalmente considero una incoherencia de principios o declamación -aunque ciertamente sea coherente con sus verdaderos intereses geoestratégicos- y, lo que es más interesante, una hábil estrategia de realpolitik de la política exterior británica, y que en este caso nos concierne directamente pues se enfrenta con la posición y el reclamo soberano de la Argentina sobre la Antártida.
Soy un lector continuo de su medio y creo que la respuesta sobre este tema dada por el principal director de la política exterior británica, pronunciada en un foro de esta importancia y en un evento ampliamente cubierto por medios internacionales podría ser de su interés: en síntesis, el Secretario expresó que la cuestión pasaba no por el reclamo legal de soberanía sino por discutir la actividad a desarrollarse en la Antártida.
Considero que esta respuesta es importante para entender la estrategia de Gran Bretaña, enfrentada directamente con la Argentina en este asunto, y como tal útil para defender mejor la posición Argentina. Creo que en las palabras del Secretario se puede apreciar el verdadero objetivo político de concentrar y desviar la discusión no hacia el reclamo de soberanía en sí, sino hacia el "uso científico de la Antártida". Esta estrategia, en mi opinión, responde a la mayor debilidad del reclamo británico de soberanía frente a los otros países con pretensiones sobre esa misma área (Argentina y Chile), sobre todo por la legitimación geográfica e histórica del reclamo argentino y chileno. En fin, Gran Bretaña -según el testimonio de su más alto representante en política exterior- intenta disimular su verdadero objetivo geoestratégico en la Antártida limitando el debate a su actual y futura actividad científica y desvirtuando su reclamo de soberanía - su verdadero objetivo- como un "aspecto meramente legal".
La pregunta
Pregunta: Sr. Secretario, mi nombre es Guillermo López Mirau, soy de Argentina, e integro el Departamento de Política. Mi pregunta se refiere a la política de Gran Bretaña hacia el mundo, aunque sin embargo involucra también la coherencia entre la política exterior británica con la pretensión de la Unión Europea de proyectarse como una potencia medioambiental y paladín del cambio climático, como Ud. lo acaba de expresar en su discurso.
La Oficina de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña ha declarado recientemente que presentará ante la ONU un reclamo de soberanía sobre 100.000 millas cuadradas adicionales a su reclamo actual sobre la Antártida. Esto por supuesto tuvo como efecto una reacción dominó entre otros países que también tienen reclamos sobre este continente, sobre todo considerando que el actual tratado antártico deja de regir en 2009.
Mi pregunta es: ¿Es este reclamo compatible con la posición de Gran Bretaña -en línea con la Unión Europea y sus miembros- de defensa del medio ambiente? ¿No hay aquí una clara contradicción entre lo que Gran Bretaña promueve en el ámbito de la defensa del medio ambiente y cómo realmente actúa para asegurarse la futura explotación de recursos geoestratégicos en la Antártida para su propio beneficio? Muchas gracias
Respuesta del Sr. Secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, David Miliband: En el asunto de la Antártida, la cuestión es lo que se hace (Gran Bretaña) allí con el reclamo. Gran Bretaña realiza actividades muy extensas y puramente científicas (en la Antártida). De hecho, debo chequearlo, creo que otros países europeos y también la Unión Europea desarrollan actividades científicas (en la Antártida). El punto es: qué queremos hacer en la Antártida y no la base legal a establecerse. También hay algunas cuestiones referidas a las convenciones internacionales sobre esta área. De todos modos, para que quede registrado, nosotros (Gran Bretaña) no empezamos este efecto dominó (mencionado en la pregunta), existen otros 7 países con reclamos.