Como siempre, la inflación está castigando a los pobres

¿Cuánto afecta la inflación a la pobreza? es la pregunta que plantea y trata de responder SEL Consultores en un reciente estudio con una estimación de la situación para el primer semestre del año 2007. El estudio concluye afirmando que, aun en el caso que se hubiera “un crecimiento sostenido del ingreso de los hogares de los estratos inferiores de la pirámide distributiva, es claro que la inflación está afectando su acceso a un umbral mínimo de bienestar”.

El cuestionamiento del índice de precios al consumidor del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) resulta, entre otras incertidumbres, en dudas sobre la evolución de la pobreza. Los dos componentes de su cálculo derivados del IPC están bajo escrutinio. Son la valorización de la canasta básica de alimentos, y el factor de expansión por los gastos no alimentarios (la inversa del “coeficiente de Engel” (1) para determinar la canasta básica total. La primera define la línea de indigencia, y esta última la línea de pobreza.

Para el INDEC, la canasta básica de alimentos para un adulto equivalente tuvo en junio un costo de $139 La valuación de la misma canasta con precios relevados directamente en el mercado, efectuada por SEL Consultores el mes anterior, arrojó un monto de $152,04 (véase la Newsletter de junio) Otra valuación de esa canasta, hecha por la consultora Equis, dio para junio un costo de $152,40. 

Los resultados casi idénticos de ambas mediciones independientes (no sólo con relación al INDEC sino entre sí) con una diferencia cercana a 10% respecto del dato oficial, parecen argumento suficiente para poner a éste bajo un signo de interrogación. De otra parte, para el INDEC el coeficiente de expansión por los gastos no alimentarios en el primer semestre de este año es 2,15. Lo llamativo es que en 2006 ese coeficiente, en promedio, fue 2,18 y en el segundo semestre 2,19. 

Para que esa baja fuera posible, los precios relativos de los alimentos respecto de los gastos no alimentarios (que incluyen los servicios) deberían haber aumentado más de tres puntos en el primer semestre de este año. Aunque no puede descartarse que ello haya ocurrido, una explicación plausible es que, al menos en una parte significativa, ese cambio en el valor del coeficiente es resultado de las modificaciones introducidas por el INDEC en el IPC en los primeros meses de este año.

Un cálculo simple muestra las implicaciones para la medición de la pobreza. Con los datos reportados por el INDEC, en junio la línea de pobreza para el adulto equivalente fue de $298,86; con la valuación independiente de la canasta básica de alimentos, y el coeficiente de expansión promedio del año pasado, el valor de la línea sería $332,88, es decir 11.4% más que la oficial.

La consecuencia no es menor. En el segundo semestre del año pasado, más de 3 millones de personas pertenecían a hogares donde el ingreso por adulto equivalente superaba menos de 0,25 veces la línea de pobreza. La distancia promedio a la línea era de sólo 12,6% (véase la nota en esta misma edición).

Si la evolución de la canasta básica de alimentos y el coeficiente de expansión en el primer semestre de este año fueron los señalados en el cálculo alternativo, muchos pueden haber quedado más cerca todavía de la condición de pobreza y algunos pueden haber regresado a esa situación. Por supuesto, que ello haya ocurrido o no, depende no sólo del aumento de los precios sino del progreso de los ingresos del hogar. 

Para examinar los posibles efectos de la inflación sobre la evolución de la pobreza en el primer semestre de 2007 con relación al segundo semestre de 2006, se realizó un ejercicio de simulación con supuestos sobre el crecimiento del ingreso y distintas hipótesis de aumento de la canasta básica. Respecto del ingreso de los hogares, los supuestos son:
- A los asalariados registrados se les imputó una mejora de 10% (equivalente a 21% anualizado).

- A los asalariados no registrados y a los no asalariados, 8% (una tasa interanual de 16.6%).

- A los trabajadores domésticos, 5% (equivalente a 12.3% anualizado).

- Se asumió un crecimiento interanual del empleo del 6%, semejante al observado en el primer trimestre del año.

- El crecimiento del empleo se asignó aleatoriamente en la población en edad activa acotada a 20 a 49 desocupada o inactiva, que no estuviera asistiendo a ningún nivel educativo formal.

- Se imputaron los nuevos jubilados por el plazo de la inclusión provisional, tomando en cuenta la deducción de las cuotas por pago diferencial por edad, pero considerando que comenzarían a cobrar en el segundo trimestre.

Con estos supuestos, en el primer semestre el ingreso familiar promedio se incrementa (respecto del semestre anterior) 11.8%, y la mediana 14.7%. Está implícito en el ejercicio, por lo tanto, que el ingreso de los hogares continúa expandiéndose rápidamente (25% en términos anualizados).

Con este escenario de crecimiento del ingreso familiar, la incidencia de la indigencia y de la pobreza en la población ante diferentes hipótesis de aumento de la canasta básica de alimentos, es la que se muestra en el siguiente gráfico (2):

Con el aumento de la canasta básica de alimentos publicado por el INDEC, la indigencia habría caído poco menos de un punto y la pobreza cerca de tres (respecto del 2º semestre del año pasado). Pero si el aumento de la canasta básica fue mayor que el publicado, la mejora habría sido más acotada y eventualmente podría haberse anulado. 

El punto de quiebre de la tendencia –es decir un aumento de la pobreza- es un incremento de la canasta básica de 14% (3). Aunque el promedio semestral comparado con el del semestre anterior no haya llegado a esta cifra, es del todo probable que la variación de la canasta haya sido varios puntos más alta que la informada por el INDEC (4). Aún con un crecimiento sostenido del ingreso de los hogares de los estratos inferiores de la pirámide distributiva, es claro que la inflación está afectando su acceso a un umbral mínimo de bienestar.

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* Artículo publicado en el número 56 de “Escenarios Alternativos” y en Newsletter sobre La Situación Laboral y Social de la Argentina, SEL Consultores www.selconsultores.com.ar 

Notas 

1. “El componente no alimentario de la línea de pobreza se establece de manera agregada considerando que su participación relativa debe ser la misma que los gastos no alimentarios tienen en el gasto efectivo de la población de referencia. La relación gasto en alimentos / gasto total se denomina coeficiente de Engel. Entonces, se parte del gasto normativo de alimentación (el valor de la canasta básica) y se lo multiplica por la inversa del coeficiente de Engel observado en la población de referencia”. INDEC, Acerca del método utilizado para la medición de la pobreza en la Argentina, p. 4 La población referencia es la formada por los hogares del segundo quintil de la distribución de los ingresos per capita.

2. La inversa del coeficiente de Engel adoptada en el ejercicio es la promedio de 2006. Esta es mayor que la publicada por el INDEC en 2007, pero menor que la del segundo semestre del año pasado.

3. Con la inversa del coeficiente de Engel publicada para el primer semestre de 2007, el punto de quiebre sería 14.5%.

4. La estimación preliminar con los datos de mercado indica un aumento semestral de la canasta básica de 11.5% Con los supuestos de ingreso adoptados, esto significaría una incidencia de la indigencia de 8,4% y de la pobreza de 26%. Esto sugiere una situación de cuasi estancamiento con relación al 2º semestre de 2006.