Los manuales escolares de Salta habrían copiado contenido de sitios de Internet

La distribución por el gobierno de Salta de los famosos "kits" escolares y de los manuales con errores cartográficos, sigue generando polémica. Ahora se ha sabido que algunos de los contenidos de estos libros no serían una creación original de sus autores sino que habrían sido transcritos literalmente de sitios web bastante conocidos. El gobernador repartiendo manuales en las escuelas de SaltaDe acuerdo a información que publica hoy Nuevo Diario de Salta, las investigaciones llevadas a cabo por la diputada provincial Virgina Cornejo (Partido Propuesta Salteña) habrían puesto de manifiesto que "parte de los textos" publicados en el "Leer para saber más" de 5º grado, coinciden literalmente con contenidos de páginas de Internet publicados con anterioridad. "En lo que respecta a la página de Folklore y Tradición se copiaron, al menos, tres leyendas: La Guitarra, El Origen del Pilcomayo y el Bermejo, y El Hornero", dice el matutino.

La misma información señala que también se copiaron contenidos de la página de la Cámara de Diputados y que, incluso, algún manual de los distribuidos por el gobierno contiene fotografías de propiedad de Rolando Díaz, el fotógrafo de Nuevo Diario.

La situación puso en alerta a los responsables de la web www.folkloretradiciones.com.ar quienes afirmaron no haber recibido ningún pedido de autorización, ni de parte de los editores del libro ni de parte del gobierno de Salta para copiar en los libros los contenidos de su web.

María Luisa Felipacci, webmaster de aquel sitio, sostiene que sus contenidos están amparados por copyright, pero que lo que más molesta es que nadie se haya preocupado por citar la fuente de la información copiada. "Lo mínimo que pretendemos es que cite de donde se extrae la información para que, primero, se divulgue el sitio y, segundo, se reconozca el esfuerzo que se está haciendo", dijo Felipacci.

Llamativa sucesión de errores


Lo que llama la atención de esta información es que, al parecer, ningún responsable del gobierno de Salta revisó los manuales antes de dar vía libre a su distribución en las escuelas. Si la inclusión -poco feliz, por cierto- de un mapa de la región en que las Islas Malvinas aparecen señaladas como territorio extranjero ya es grave (recuérdese que motivó el cese de la anterior ministra), bastante más grave es descubrir que lo se suponía, un manual nuevo, de contenidos novedosos y originales no parece haber costado más esfuerzo a sus autores que darle repetidamente al botón derecho del mouse para practicar la vieja y no siempre leal tarea de copia y pergar contenidos.

El problema reside aquí en saber si el autor (o autores) del libro cobraron sus honorarios a la editorial tal como si se tratase de una obra original, y si, en su caso, la editorial -siendo consciente de que los autores copiaron contenido de Internet- le vendieron las obras al gobierno como originales. Por último, es necesario saber quién y en qué terminos dio desde el gobierno la conformidad con los contenidos de los libros.

El suceso recuerda al caso, bastante lamentable, de un juez de la Nación que fundamentó su fallo en pasajes de una monografía inserta en la conocida web "Rincón del Vago". Sólo por este hecho, se pidió en su momento la destitución del juez.

Por otro lado, la cuestión se deriva hacia la actitud que debe de tener un gobierno frente a la protección de los derechos intelectuales en la era de la comunicación digital. Y no parece bueno, en principio, que el que encabeza Urtubey aparezca frente a la opinión pública como un agente propiciador del plagio y del uso y reproducción indiscriminada de contenidos en Internet.

El gobierno deberá afrontar, sin dudas, este nuevo escándalo propiciado por los libros de la discordia y reflexionar seriamente, a la vista de la procedencia de sus contenidos, sobre la conveniencia de dejar de alimentar a la ya bastante saludable industria del texto escolar, para enfocar sus inversiones en educación hacia el desarrollo de la conectividad, las redes y la potenciación de los circuitos de generación de contenidos, estimulando a los creadores originales y penalizando a quienes los copian.