
Voy a tratar de imitarle y mencionaré unas cuantas cifras:
La semana pasada comenté que el gobierno ha subido los impuestos a la nafta y al tabaco; también dije que no era por el ecosistema o la salud de los españolitos, sino porque falta dinero fresco con el que financiar tanta dádiva estatal a diestro y siniestro. Bien, lo que se recaudará con la subida de estos dos impuestos indirectos, es decir que no diferencian a pobres de ricos, serán unos 2.319 millones de euros al año.
Ahora vamos con una nueva cifra:
Lo que se está gastando el Estado español sólo en prestaciones al desempleo asciende a 2.638 millones de euros al mes; si, han oído bien, al mes. Tenemos dos alternativas: o nos ahogamos en deuda pública o nos volvemos locos agarrando el auto y fumando puchos todo el día hasta que logremos nivelar un poco semejantes cifras.
¿Solución?, pues la que acaba de avanzar la Viceministra de Economía y Hacienda: eso que llaman revisar todas las figuras impositivas: en cristiano que al año que viene nos van a crujir a impuestos a la mayoría.
Y ahora vamos un detalle minúsculo, algo tonto pero que extrapolado a cientos de ejemplos, justifica eso que dije en el título de diecisiete hijos y un padre tonto y que tanto predomina en eso de la cosa pública y el Estado que últimamente se dedica a proteger nuestras economías.
El Senado español modificó hace muchos años su reglamento interno y permite el uso de las lenguas co-oficiales en debates y otros eventos. ¿Qué significa esto?: pues que aunque todos los senadores hablan y comprenden castellano, tienen derecho a utilizar sus propias lenguas autonómicas cuando dan un discurso o debaten con sus compañeros. ¿Qué vuelve a significar esto?: pues que cuando el Vicepresidente tercero y Ministro Cooperación Territorial del Gobierno, ha debatido en el senado con todos ellos, se han necesitado previo pago por supuesto - siete traductores para poder manejarnos en catalán, euskera, valenciano o gallego.
¿Estoy en contra de las Comunidades Autónomas o el uso de la propia lengua?: en absoluto. ¿Estoy en contra del Estado, los funcionarios, los senadores y el gasto o las ayudas públicas? En absoluto. Pero estoy cada día más en contra, de sin sentidos que no ayudan en nada a ser consecuentes con la crisis que padecemos; estoy harta de la falta de sentido común, del falso progresismo y saturada de un Estado benefactor que gasta sin fijarse en si lo que gasta es efectivo pero que siempre sale de nuestro bolsillo.
Me explico:
España gasta en protección social un 20,1% del Producto Interior Bruto, una cifra bastante inferior a lo que gasta el promedio de la Unión Europea que es del 27,3% del PIB. Caritas acaba de informar que sólo en ayudas para la mera subsistencia tuvo que asistir en el 2008 a un 50% de personas más que en el 2007.
Los funcionarios y empleados públicos han recibido este año un aumento salarial del 4,2% cuando el IPC sitúa en el 0,9%.
La Hacienda Pública se encuentra en estos momentos en situación crítica, gastando muchísimo e ingresando poquísimo; vendrá el 2010 y todos pondremos vía impuestos mucho más de nuestro bolsillo.
Aumentemos la protección social que esa sí es necesaria; dejemos de dar aumentos injustificables a toda la gente que trabaja en el Estado y vive de nuestros impuestos, y hagamos aunque sólo sea durante la crisis - un esfuerzo por debatir en la lengua oficial en el senado de forma que nos ahorremos el gasto de siete tíos traduciendo a otros tantos, que en castellano se entienden todos. Me parece una tomadura de pelo a la ciudadanía, semejantes detallitosjusto en estos momentos.
Se originan problemas y no se solucionan, no por eso que tanto se discute sobre si es mejor el Estado o el Mercado, sino porque al final cualquier aparato o estructura con recursos a cargo de personas, deja de hacer bien las cosas si se olvida lo más básico y sencillo: sentido común y prudencia, gasto eficaz destinado a las urgencias y máxima austeridad en extravagancias en los malos momentos.
El retorno a esos principios, me parece inaplazable en estos momentos.
* España cuenta con 17 Autonomías y 2 ciudades autónomas: Ceuta y Melilla