
Ricardo Barrenechea, era un ingeniero que fue asesinado a balazos esta semana en San Isidro, Buenos Aires. Un grupo de amigos del fallecido publicó un aviso fúnebre donde decía que Ricardo, había fallecido victima de la sensación de inseguridad (la frase creo que recuerdan de quien fue). Lamentando enormemente su muerte, este post no va a tratar de inseguridad, robos o asesinatos. Sólo va a hablar de sensaciones, en concreto de lo que voy a calificar como sensación de país.
La decisión del gobierno de eliminar las AFJP y por tanto las jubilaciones bajo el régimen privado que funcionaba hasta hace unos días, ha disparado todas las alarmas sobre el país. Y las alarmas han aullado dentro y fuera del mismo y eso eso ya es mucho aullar. No voy a entrar ahora a exponer posiciones en contra o a favor del sistema privado o estatal de jubilaciones. La bondad de uno u otro sistema no es lo que quisiera resaltar en realidad.
Lo que quiero destacar es que no se pueden seguir tomando decisiones a las prisas, en 48 horas, a través de conductos no adecuados, sin consenso alguno y argumentando en cada ocasión una razón diferente. Eso no es gobernar con cabeza y algo de raciocinio un país, eso es convertir al gobierno en un hacedor de sensación de país y condenar a sus ciudadanos a sentirse casi sin país.
Ayer fueron caminos, casas y hospitales los que justificaron y bien en ultima instancia, por cierto retenciones desorbitadas al sector agropecuario. Hoy es el salvataje de los jubilados lo que justifica otro nuevo desmán. Insisto, no lo digo porque la jubilación estatal perse sea mejor o peor que la privada, sino por cómo, cuando y porqué se toman estas decisiones.
La trayectoria de la ANSES no es un modelo de lo más alentador si echamos la vista atrás. Nadie garantiza, y si lo hace es sólo de palabra, que de ahora en adelante vaya por fin a funcionar. La trayectoria de los que hoy tomaron la decisión de volver a ella, tampoco resiste un vistazo histórico sólo hay que remontarse un año, unos años atrás para verles y oírles defendiendo lo que hoy gracias al efecto jazz-, les apetece o viene bien condenar.
Competencia entre las empresas privadas, seguridad jurídica para los contratos para las inversiones, políticas serias, bien pensadas y con los ojos puestos en el medio y largo plazo, y lo que es más importante consensuadas si son de esta trascendencia.; decisiones pausadas, razonadas y tomadas en el momento oportuno, hechos y no palabras son los que hacen fuerte y sólido a un gobierno y fuerte y sólido a su país.
Valijas, terrenos que compro y vendo en el Calafate, consultoras familiares que asesoran sobre inversiones, fondos de provincias que no se sabe si volvieron enteros o no, sobreprecios, adjudicaciones a dedo, giros de fondos provinciales para comprar lealtades; planes A, que luego resultan ser B y que ahora son en realidad C dan sensación de gobierno que no gobierno y sensación de país, - que no país.
Finalizaré esta semana diciendo que si, soy española gallega para ustedes -, pero he vivido en Argentina. Fue hace mucho, si pero mantengo amigos y amigas argentinos con los que sigo en contacto y a los que me unen grandes y profundos lazos de corazón.
Esta semana he sentido rabia y pena por ellos. Son todos honrados, luchadores, con principios, pero cada día que pasan sienten que no vale la pena seguir siendo así, qué para qué tanto esfuerzo y tanto empeño en levantar su país.
Señora Presidenta, piense usted en su país, en el de ellos, en el de todos. Y por favor, deje de pensar solamente en su sensación de país.
Isabel Rubio es madrileña, licenciada en Ciencias Políticas, y con experiencia profesional en áreas como marketing, Internet y las redes sociales. Tiene 43 años y está unida a la Argentina por tres años de residencia en Buenos Aires. Es colaboradora de Iruya.com desde agosto del 2008.