
Yo particularmente, considero una torpeza monumental que la Presidenta no reciba o atienda al señor Macri, igual que considero absurdo o que no reciba y atienda a ciertos gobernadores de otras provincias. Es decir, es un error que no dialogue normalmente con los cargos electos sea cual sea su color o condición.
Es una torpeza porque intentar tener a la gente controlada a base de conspirar con el propio poder, no suele tener un buen final. Luego pasa lo que pasa, lo de ayer una reunión que debería haber tenido otros protagonistas, una reunión que debería ser un hecho lógico, normal, cotidiano, y que acaba resultando una historieta conspirativa más propia de revoluciones francesas que del acontecer diario de un país.
El señor Macri ya había intentado reunirse dos veces para hablar con la Presidenta, pero nunca obtuvo respuesta. El tema asunto de discusión es nada más y nada menos que un crédito de la Nación por importe de 1.500 millones de pesos que dicen está cajoneado desde hace unos dos meses. El único trámite que le falta para hacerse efectivo es la firma de la Secretaría de Hacienda, pero esta firma no llega. Es dinero está destinado a obras en salud, escuelas, vialidad y subtes. Es más, el plan de las obras propuestas fue aprobado en su momento, inclusive con los votos de legisladores kirchernistas.
¿Por qué se cajonean los asuntos de dinero público? ¿Por qué no se establecen reuniones regulares para que el dinero fluya y vaya y venga donde deba? ¿Por qué el gobierno central no cumple con su obligación respecto de gobiernos locales en cuanto a los asuntos presupuestarios ya aprobados?
Ayer, en Nueva York, la Presidenta habló sobre políticas que aunque con buenas intenciones no son buenas porque producen malos resultados. Esto lo dijo refiriéndose a la política de los Estados Unidos. Mi pregunta en este caso es si ustedes consideran que la forma en que se manejan los presupuestos y el dinero público es buena o no. Y lo pregunto en ambos sentidos: En el de las buenas intenciones y en el de los buenos resultados.
Dejando incluso de lado las buenas intenciones, convendría que la Presidenta o sus asesores, revisaran los resultados de sus políticas en lo relativo a esta cuestión. Es evidente que no están dando buenos frutos.
Si tanto se teme a las conspiraciones, con el aislamiento y la ausencia de diálogo, se les está poniendo puente de plata a los presuntos conspiradores para que brillen con luz propia. Supongo que la consecuencia de conspirar contra otros mediante el poder de uno mismo, genera al final conspiraciones no deseadas