
El escaso acierto del locutor sólo puede ser equiparado a la poco feliz decisión del gobernador Urtubey de colocarse sobre los hombros un poncho salteño en el corto trayecto de furgoneta que le llevó desde Mitre 23 a las escalinatas del Cerro.
¿Qué quiso demostrar Urtubey con este gesto? Nadie lo sabe muy bien. Quizá actuó contagiado por la "efervescencia provinciana" del locutor y decidió darle al acontecimiento un toque más autóctono. O quizá decidió imitar a Carlos Tévez, que para dar la vuelta olímpica en Moscú se colgó a los hombros una bandera argentina sobre la camiseta del Manchester.
Un gobernador triunfante y en su mejor momento político no necesita de este tipo de símbolos para "reforzar su identidad".
¿En qué medida el gesto "gauchesco" de Urtubey no lo acerca a las manifestaciones de rancio salteñismo que vulgarizaron los exgobernadores Romero, padre e hijo?
La Salta gaucha estaba bien representada ya cuando el jefe del Estado provincial, que se supone debe representar a todos, a gauchos y no gauchos, subió a escena luciendo el poncho rojo. ¿Fue idea suya o de algún asesor de imagen?