
Con sus apuros el Señor Intendente sacrificará nuevamente la posibilidad de otorgar opinión a los vecinos sobre cuáles son los principales objetivos de su gestión. A pesar del magro respaldo electoral, desaprovechará la posibilidad de revertir el hermetismo con que se adoptan las decisiones. Podría, al menos, haber citado a expresiones políticas y organizaciones intermedias para que den alguna opinión sobre una temática algida.
Desde mi banca voy a propiciar la instauración de esta modalidad participativa que luce como una herramienta útil para transparentar la inversión de los recursos públicos. Siempre será bueno que un Intendente abandone los discursos genéricos para cumplir con la obligación de proponer un programa de gobierno, la implementación de proyectos concretos en cada barrio y el control de su ejecución.
Hemos denunciado que se dilapidan recursos en tiempos en que la crisis ha determinado el incremento de los índices de inflación, pobreza y desempleo. Está claro que Miguel Isa no necesita más poder, sino más control. Esta es una forma de comenzar a poner un contrapeso a los excesos y de generar ciudadanos más comprometidos y exigentes con la gestión pública.