Sobre la monotonía monocolor y el fantasma (tramposo) del 'voto útil'

La semana anterior titulé la columna “¿No votar, anular el voto, votar en blanco?”, refiriéndome a las consignas que desde ciertos sectores se predica en tal sentido. Por supuesto, mi recomendación contraria era favorecer la participación no obstante las sobradas razones para el enojo con los políticos o, mejor dicho, con la forma de practicar la política que tienen ciertos políticos, por lo general los mismos de siempre en nuestra Salta de hoy. Esos que en cada campaña prometen las mismas cosas, las cuales desde hace años no pasan de eso: de promesas electorales. Gustavo E. BarbaránEn estos días se conoció una encuesta -según dicen preparada por la SIDE- que revela que el 51 % del electorado salteño capitalino no sabe de las elecciones del 27/ 09. Es posible, pues andando, conversando y preguntando parece que ser así: mucha gente no sabe y los que saben están fastidiados. Entonces, ¿por qué misterioso mecanismo terminan votando a los mismos de siempre que prometen las “vagueralidades” (reivindico el neologismo, mezcla de vaguedad y generalidad) que no cumplen? No hay otra respuesta que la presión, la compra de voluntades, las promesas vanas, el desconocimiento y también la indiferencia inexcusable. De ningún modo desmerezco a los muchos que, pese a todo, concurren a las urnas y lo hacen con verdadera conciencia cívica. Y valoro más aún a los que soportan cualquier clase de presión.

Por lo expuesto, me parece muy válido pedir a la gente no solo que participe sino que piense a quiénes les va a poner el voto. Como un aporte a esa sagrada decisión cívica, me permito recordar que: 1) esta es una elección para renovar parcialmente las Cámaras de Senadores y de Diputados y todos los Concejos Deliberantes de la Provincia, 2) por ende cómo es la actual composición de las dos primeras y del concejo capitalino. Verán entonces por qué son buenos tales datos para ayudar a pensar y a decidir. Los que a continuación expondré han sido extraídos -aclaro por las dudas- de las respectivas páginas oficiales de esos tres cuerpos, exhibidos por internet.

La Cámara de Senadores actual cuenta con 23, uno por cada departamento salteño. El grupo mayoritario se denomina Bloque Justicialista y cuenta con 16 senadores (incluido el Sr. Olmedo, a quien yo creía de otro partido); hay 1 disidente que se llama Dignidad Justicialista, quien constituyó su monobloque; están los 4 del PRS, partido socio del PJ gobernante, y los 2 senadores radicales cada uno con su bloque: UCR (Gral. Güemes) y Bloque Radical (Cafayate). En suma, 16 + 1 + 4: el oficialismo cuenta con 21 senadores sobre 23.

Veamos en la de Diputados, sobre 60 en total, 40 son justicialistas desperdigados en cinco bloques (Bloque Justicialista, Nuevo Bloque Justicialista, Frente para la Victoria, Bloque San Martín y Bloque Eva Perón); 2 son “independientes” (Bloque Libres del Sur y Bloque Independiente), 13 son del PRS, 2 radicales K, 2 del PO y 1 del PPS. Entonces 40 + 2 + 13 + 2: el oficialismo cuenta con 57 sobre 60.

En el Concejo Deliberante capitalino la situación es peor de abrumadora, sobre un total de 21 concejales 19 responden al ejecutivo municipal, por derecha o por izquierda, por arriba o por abajo. Verá entonces, caro lector, que es rigurosamente cierto cuando propiciamos la necesidad de cambiar la composición monocolor y monótona de la Legislatura y del CD.

¿Y qué tiene que ver lo expuesto con el llamado voto útil? Pues que mucha gente aún no entiende que lo mejor que le puede acontecer a los cuerpos deliberativos es “mezclar” representantes de distintas fuerzas y colores, para que se produzcan debates de nivel y así afianzar el sistema representativo democrático. Compare las listas y pregúntese si varios candidatos en oferta no debieran hacer, de una vez por todas, un honroso mutis por el foro.