
Por esas cosas del destino, uno de ellos recaló en Horizontes SAFICI, la empresa más poderosa del norte argentino, a cuyo engrandecimiento contribuyó activamente desde el flanco jurídico.
Cuando esta empresa conquistó el poder político provincial, el brillante jurista fue llamado a elevadas posiciones públicas, aunque también participó desde las discretas sombras en las grandes decisiones de entonces.
La otra primera espada de la juvenil abogacía salteña, se enroló en las huestes del peronismo histórico y ortodoxo y, desde allí, se enfrentó con valentía y sin claudicaciones a la operación empresarial y mediática que terminó adueñándose del peronismo local.
El caso es que en plena campaña para las internas de 1983, el primer jurista dio forma a la donación de un importante inmueble ubicado, como no, en la calle Deán Funes. Un gesto espléndido que el futuro Gobernador usó como argumento de campaña. El sagaz jurista convenció al donante de que su liberalidad serviría para ganar la elección, pero que no se concretaría ya que, tras el triunfo, el perfeccionamiento de la donación dependería del mismísimo donante.
Hacia principio de los años 90, los asuntos políticos comenzaron a transitar caminos indeseados por aquella poderosa empresa de bello nombre.
En ese momento, el brillante jurista adscrito al peronismo histórico recordó al Gobernador la existencia del artículo 1792 del código civil.
Don Hernán, convencido de la necesidad de que el jefe del Estado provincial tuviera una Residencia Oficial, aceptó la generosa donación, antes de que los plazos prescribieran.
El Gran Poder derrotado en las pasadas elecciones no perdona ni olvida actitudes como esta que hieren su concepto de soberanía. Tampoco el brillante jurista que le cubre sus baches jurídicos.
Es esta una, y solo una, de las probables causas que movieron a la mayoría automática del Senado salteño a negar el acuerdo al doctor Manuel Pecci Sosa, propuesto por el Gobernador Juan Manuel Urtubey para el cargo de Fiscal de Estado de la Provincia.