Luz de invierno

Éste no será un comentario cinematográfico, pero está inspirado en la digna película de la que Alejandro Arroz fue productor, director y guionista. Cinéfilo vocacional, finalmente logré verla con esposa e hija en el Teatro de la Fundación, en la lluviosa noche del lunes pasado. Dr. Gustavo BarbaránSe trata de historias entrelazadas con suma habilidad, basadas en tres cuentos del muy querible Carlos H. Aparicio, las cuales transcurren en la periferia de la capital salteña. Los barrios de las serranías del sur capitalino… y más allá la inundación, distintos planos del pobrerío que ya excede Solidaridad.

Mucha gente joven en la sala, reía frente a giros y modismos propios de nuestra gente pobre, aunque todos enmudecían en los picos dramáticos del relato por algún contacto con la cruda realidad que la película no oculta ni dramatiza panfletariamente.

¿Cuál Salta es más real, ésa lacerante o la del micro y macro centro maquillados para el turismo? ¿La de los barrios dormitorios, residenciales o cerrados? La Salta pobre de toda pobreza, la de la canilla comunitaria y calles polvorientas, la de las afrentas de pobres contra pobres, es enorme y sus efectos se proyectan hacia el centro precisamente cuando sus habitantes van allí a lustrar zapatos, vender plantines, cartonear o derecho a raterear.

Para quienes hemos andado de campaña y tal vez sin lograr penetrar la carcasa de gente más que prevenida contra “los políticos”, nos queda la amarga sensación de que tras las frágiles paredes y debajo de los inestables techos se está ahogando la esperanza quizás de manera inconsciente, de puro esperarla nomás.

¿Cuándo habrá de “derramar” en los barrios pobres la riqueza que las inversiones épicas supuestamente traerían aparejada? En esta semana hemos vivido dos incidentes más de la larga lista de cuestiones recurrentes: vecinos que se asientan donde pueden para plantar sus chozas y son desalojados por la fuerza pública y vecinos con techos destrozados por el granizo que no quieren seguir descendiendo en la escala social: Estado distraído si no ausente.

En esta nueva etapa política plena de expectativas qué se habrá pensado para ellos, muchos de los cuales vaciaron sus pueblos soñando destinos mejores. La campaña de los que se están yendo utilizó entre tantas una consigna impregnada de cinismo: habían descubierto la “deuda social” y la necesidad de mirar a los más desprotegidos. Construidas las autopistas, estadios, teatros y centros de convenciones, ahora les debe tocar a ellos.

Pero, me pregunto, ¿ya estarán asignadas las prioridades? ¿cuáles serán a partir del 10 de diciembre? Obviamente, espero que antes de estas definiciones ocurra un imprescindible sinceramiento para conocer la verdad: ¿cuántos pobres tenemos y cuántos son los indigentes? ¿cuánta salud, educación y seguridad se les brinda efectivamente?

El ballotage del 4 de noviembre en Guatemala pasó casi desapercibido, pues a quién le importa lo que suceda en Guatemala. Sin embargo quien bucee un poco en su historia reciente verá que es, a escala, la historia latinoamericana en carne viva: desigualdad, violencia, pobreza, exclusión, corrupción, delincuencia, bien que consecuencia de una sorda guerra civil de más de tres décadas de duración (ver “Guatemala”, Revista Claves nº 165 noviembre 2007).

Pocos días después se realizó en Santiago de Chile la XVII Cumbre Iberoamericana que pasará a la historia antes por las torpezas infantiles de Néstor y Tabaré y el fastidio real del Borbón, que por haber profundizado en la consigna convocante: la cohesión social en nuestros países; mejor dicho, la que no existe en nuestros países. Bachelet lo subrayó en su discurso inaugural: América Latina es el continente en que las desigualdades son las mayores de todo el planeta. Y ahí están, rodeándonos, sin necesidad de recurrir a una obra cinematográfica para descubrirlas.

Por tanto, a los muchos que están solos y esperan, a quienes resistieron -y resisten- con el resto de dignidad que les queda las prebendas, las presiones, los aprietes y todavía aguantan; en fin, para esos a quienes el sol apenas les calienta con luz de invierno, mi mayor homenaje.

(*) Abogado. Especialista en relaciones internacionales. Ex presidente del Colegio de Abogados de Salta.