¿Tiene Salta una deuda con la minería británica?

Cuando leí en la prensa que el gerente de operaciones de la empresa minera Alexander Mining es un señor llamado Parsons Graham, inmediatamente me vino a la mente la figura de aquel gigante del country-rock que fue Gram Parsons, el inventor de los Flying Burrito Brothers. Pero al caer en cuenta del más que probable origen británico del señor gerente, mis recuerdos dieron un brusco giro hacia las Islas para reencontrarme con Alan Parsons, aquel ingeniero de sonido que revolucionó por un tiempo la música popular con The Alan Parsons Project y obras inolvidables como "I Robot". Mr. Parsons GrahamEl caso es que al señor Parsons o Graham le ha tocado en suerte entablar una dura polémica con el gobierno de Salta (ahora también con el gobierno nacional) a raíz de la decisión de su empresa, la minera británica Alexander, de abandonar la explotación de las minas de cobre y plata situadas en territorio salteño y conocida como "Proyecto León".

La postura de la empresa no ha encontrado, por lo que parece, un buen eco en el gobierno y ha sido el propio gobernador Urtubey quien, con pocas palabras, se ha encargado de otorgar el "marchamo de salida" al anunciado abandono de la empresa británica de territorio salteño.

Aunque utilizando el lenguaje pulido al que nos tiene acostumbrados, el gobernador le dijo a Alexander lo que un salteño medio hubiera expresado en estos términos: "Si te querís ir, ite".

Este artículo no valorará la conveniencia u oportunidad de la decisión gubernamental ni el acierto del lenguaje utilizado, entre otros motivos porque nuestro editorial del pasado martes día 1 ya esboza nuestra opinión sobre tan delicado tema.

Simplemente queremos imaginarnos qué hubiera ocurrido si, hace un poco menos de doscientos años, el gobernador de turno hubiera despachado a todos los mineros ingleses que extraían cobre en la Puna de Atacama, argumentando inobservancia de las normas medioambientales o el maltrato a las mulas.

Durante casi todo el siglo XIX nuestra minería (y digo "nuestra" porque a comienzos de aquella centuria el Norte de Chile y el de la Argentina formaban parte de la misma soberanía) se benefició de la llegada de cientos de mineros procedentes de Cornwall, la sudoccidental región inglesa conocida como "la casa del motor de la Revolución Industrial británica".

Los mineros de Cornwall llegados a estas playas no eran unos mineros cualesquiera. Su reputación como los mejores mineros de roca dura del mundo ya era bastante sólida en aquella época, en la que eran conocidos como los 'Cousin Jacks'.

Pero aquellos bravos mineros no sólo trajeron brazos fuertes y picos resistentes. Introdujeron modernas maquinarias de vapor, desconocidas en nuestras latitudes, y lo que es mucho más importante: popularizaron en nuestra región los famosos Cornish Pasties, lo que equivale a decir "las empanadas".

Los mineros llevaban las empanadas en unos pequeños maletines (lunchboxes) que ya se conocían en las minas de Cornwall y Devon y que desprendían el mismo aroma que las árganas de nuestras empanaderas a caballo de principios del siglo XX.

Los mineros influyeron decisivamente en nuestra economía extractiva y en nuestra industria metalúrgica, pero lo hicieron, mucho más, en nuestra gastronomía, legándonos el plato más importante que tiene Salta para exhibir como propio, hacia adentro y hacia afuera.

En conclusión, que si en aquellos lejanos años se hubiesen exigido informes de impacto ambiental, y hubiesen sido frecuentes los estilos altaneros de gobierno y los confrontativos de gestión empresarial, lo más probable es que hoy los salteños no conociéramos la empanada tal cual como la conocemos y la disfrutamos.

Imaginemos por unos segundos solamente a una Salta sin empanadas y no nos quedará otra salida que agradecer de por vida a aquellos extractores de cobre emigrados de Cornwall.

Probablemente el señor Parsons Graham no fuese portador de una receta novedosa; tal vez no utilice un launchbox y, si lo hace, guarde en él los socorridos fish &chips o un gigantesco Whopper. Quizá ni siquiera le interese la gastronomía, pero ¡quién sabe de lo que nos ha privado a los salteños el alejamiento, por ahora definitivo, de Alexander Mining!