
Pero fiel al dicho popular de "no por mucho madrugar amanece más temprano", el gobernador cayó rápidamente en cuenta que nuestra posición geográfica "occidental y cristiana" anularía todos los beneficios energéticos imaginados por la presidenta. Y un poco menos rápidamente, advirtió que la cuestión de la hora se encuentra regulada en Salta por una Ley de la Provincia que nos obliga a enfundarnos la camiseta del GMT-3.
Se trata de la Ley 6.607, de 1990, que establece que "la hora oficial en toda la Provincia de Salta a partir de la promulgación de la presente ley, será la que corresponde al huso horario de tres horas al Oeste del Meridiano de Greenwich".
Por cuestiones que alguna vez convendrá analizar, algunas jornadas laborales en Salta comienzan muy temprano por la mañana. Miles de trabajadores se desplazan entre las 5 y las 7 de la mañana y muchos de ellos lo hacen en condiciones de seguridad muy deficientes, sea por el estado de las carreteras o el de sus bicicletas. Un solo kilovatio hora que pudiera ahorrarse con el adelanto horario no justificaría que ningún salteño muriese atropellado a las 7 de la mañana en la Recta de Cánepa porque a alguien se le ocurrió hacer esa hora más oscura que de costumbre.
Urtubey fue sabio al dejar las cosas como están, porque así no sólo respetamos a nuestros trabajadores y a nuestros escolares sino también respetamos a la naturaleza. No es cuestión de andar despistando inútilmente a los gallos, a las chuñas y a otras especies de las que nos valemos los humanos para desentrañar los insondables misterios del tiempo.