
Según información oficial, las cubas de fermentación están construidas para contener 300.000 litros por día, y las columnas para 200.000 litros/día de alcohol extrafino, totalizando para esta zafra aproximadamente 37 millones de litros de alcohol. La inversión total que exigió este complejo ascendió a 8,5 millones de dólares. Se espera que para el año 2010 el Ingenio produzca unos 300.000 litros de alcohol diarios, frente a los 100.000 que se producen actualmente.
En el mismo acto, que contó con la presencia del gobernador Urtubey, el Ingenio inauguró las obras de rehabilitación de un trapiche que llevaba cerrado por más de quince años y que fue reacondicionado y optimizado -tras una inversión de más de 5 millones de dólares- para permitir una mayor molienda de caña de azúcar. La puesta en funcionamiento de este trapiche permitirá moler 6.000 toneladas de caña de azúcar por día, una cifra que -se espera- se incremente a 10.000 hacia el año 2010.
Finalmente, fue colocada la piedra fundamental de la futura Central Eléctrica de Cogeneración, propiedad del Ingenio San Martín del Tabacal. La futura central generará 40 MW de energía a partir de la incineración del bagazo de la caña de azúcar. Está previsto que la obra concluya en 2010 y que la empresa invierta en la construcción de la central unos 37 millones de dólares.
Una coincidencia de nombres
El gobernador de Salta calificó como "una gran noticia para el país" la construcción de la nueva central eléctrica, ya que esta iniciativa posibilitará el crecimiento del sistema interconectado.
Por otro lado, la generación de electricidad por parte del Ingenio salteño parecía "una cuestión cantada", si se tiene en cuenta que el presidente de Tabacal Agroindustria -la compañía que rige los destinos del Ingenio- se llama, por pura coincidencia, Richard Watt.
Recordemos que el "vatio", es decir la unidad del Sistema Internacional que se utiliza para medir la potencia eléctrica es la castellanización de "watt". El nombre fue adoptado en honor del matemático e ingeniero escocés James Watt, cuyas aportaciones fueron decisivas para desarrollar los motores de vapor.