
Lo cierto es que muchos consumidores se han visto sorprendidos por esta persecución a los chocleros ya que por estas fechas de Semana Santa la demanda del producto aumenta de manera significativa.
Mientras la policía afirma que logró decomisar una camioneta con 10.000 choclos, los vendededores siguen esperando su oportunidad para seguir con la venta, a pesar de los anuncios municipales de continuar con los operativos de "caza del choclero".
Lo más curioso es que, de tener éxito el operativo municipal, el resultado será que miles de salteños, consumidores de choclo, no podrán adquirir este producto y, quienes puedan hacerlo, deberán afrontar precios mucho mayores a los que se consiguen "a pie del camión".
Salvo que los municipales consigan acreditar que los choclos que se expenden en las veredas de la avenida San Martín "no son aptos para el consumo humano", la utilidad social de este operativo estará en serio entredicho.
La venta de choclos "de Balderrama hacia abajo" es, además, un fenómeno cultural ligado a la identidad de los salteños. En muchos casos revela preferencias por un estilo comercial libre, con profundas raíces ancestrales.
La Municipalidad debería pensárselo.