
Los cambios ocurridos en el sector agrícola-industrial y en la producción de azúcar y jugos cítricos, así como las fantásticas expectativas abiertas por el mundo de los biocombustibles, están reinstalando a esta empresa como uno de los ejes de la economía provincial.
En este contexto, trabajadores de la planta industrial auto-convocados (vale decir, en rebeldía contra las directrices del sindicato con personería gremial) han resuelto ocupar el centro de trabajo en reclamo del pago de un premio salarial que en su día pactaran el sindicato y la empresa. Exigen también la reincorporación de varios trabajadores despedidos sin causa legal.
Al conflicto entre los auto-convocados y la empresa se suma una abierta lucha que se libra en el interior del espacio obrero y sindical. Los rebeldes afirman que la dirección del sindicato actúa en connivencia con la patronal y que ha consentido o alentado el despido de trabajadores que se oponen a la actual directiva del sindicato.
El Partido Obrero se muestra especialmente activo en relación con este conflicto al que ha sumado argumentos que hablan de la iniquidad que representa una empresa en plena expansión (el PO alude a la compra de enormes extensiones de tierra norteña y a la inminente adquisición de un ingenio jujeño) que se niega a cumplir lo pactado.
Dirigentes políticos que se mueven dentro de este mismo espacio político habían antes protagonizado duros enfrentamientos a propósito de la propiedad de tierras de aborígenes presuntamente usurpadas por el Ingenio Tabacal.