
Según el reconocido crítico Guillermo Whitelow, Zagert evidencia su destreza, un empleo ajustado del color, que esfuma o acentúa según convenga, apelando a una sabia dosificación que evita los transitados caminos de lo abstracto. Zagert conjura el riesgo de caer en ello utilizando el collage, que maneja con soltura y delicadeza. Ello le permite hacer menciones figurativas que mueven a la reflexión.
La obra de Zagert atrae constantemente la atención de los críticos, el escritor Mempo Giardinelli dijo sobre ella: Cuando a uno lo ponen enfrente de las obras de Rodolfo Zagert, inevitablemente uno tiene la sensación de que ha recibido un puñetazo en la mandíbula. Como sucede en literatura con algunos cuentos de Hemingway o de Bukowski, el arte de Zagert no vence por puntos sino por nocaut. A mí el trabajo de este misionense transplantado a Europa me parece inusualmente cautivante y original.
Desde 1969 hasta la actualidad, Zagert ha realizado múltimples exposiciones en el Museo de Arte Moderno y las Galerías Alvear y Lirolay de Buenos Aires; las Galerías Palme y Mensch de Hamburgo; la Galería Am Buttermarkt de Colonia, la Stadtbibliothek de Berlín, la Galería Bollhagen de Worpswede, el Goethe-Institut de Santiago de Chile; la Galería Montserrat de Nueva York; el Castillo de Son Vida y la Galería Bearn de Palma de Mallorca; la Galería Kishon de Tel Aviv; la Galería Artefiz de Zurich; la Feria Almoneda de Madrid y la Galería Akka de Valencia, entre otros.