
En opinión de Borón el libro de Noé, que recoge la tesis de doctorado de éste, es más que una cuidadosa reconstrucción de la instalación de la sociología científica en la Argentina: es una mirada que abarca un nuevo mucho más complejo en donde se movían las estructuras institucionales y las grandes orientaciones político ideológicas en el período inmediatamente posterior al derrocamiento del gobierno de Juan Domingo Perón en 1955 y hasta la destitución del presidente constitucional Arturo Illia en 1966, cuando ese proceso de cambio fue cortado de raíz por el golpe de Estado encabezado por el general Onganía.
Es dentro de ese escenario en el que se desenvuelve ese proceso de institucionalización de la sociología científica en la Argentina, la que tuvo en Gino Germani a uno de sus más decididos precursores. Según Borón, el trabajo de Noé arroja luz para una mejor comprensión de la figura y la obra innovadora y desafiante de Germani, en quien Noé y Borón ven, además de a un pensador y teórico, a un gran arquitecto institucional. El libro de Noé es una invitación, a quienes lo leyeron su obra, a volver la mirada sobre Germani y a dirigirla hacia ella, en el caso de los que no lo hicieron.
El camino que condujo a la creación de la Carrera de Sociología fue arduo, sinuoso y sembrado no sólo de obstáculos sino de fuertes trabas ideológicas colocadas por los sectores de una derecha cuyas alas liberal y nacionalista coincidían en rechazar la recepción y la institucionalización, en el año 1957, de la moderna sociología, sobre la que tenían fuertes recelos y rechazos. Para unos y para otros, Germani y la sociología misma eran peligrosas armas de un izquierdismo que encontraban en cualquier corriente crítica, secularizada y moderna.
La empresa de comprender la Argentina está asociada a la obra de Germani cuya obra, a su vez, requiere ser revalorizada y comprendida. En opinión de Borón, este aporte de Alberto Noé nos ofrece una valiosa guía de navegación para esa empresa. El libro de Noé está organizado en tres partes. La primera aborda los problemas de la difícil relación del primer peronismo con la Universidad, el ciclo reformista protagonizado por Risieri Frondizi, José Luis Romero y por el propio Germani, entre otros, y concluye con el conflicto entre la enseñanza laica y la enseñanza libre, durante el gobierno de Arturo Frondizi.
La segunda parte se abre a los nuevos tiempos que culminan con la creación de la Carrera de Sociología. Allí Noé hace una prolija reconstrucción de los aportes de Juan Francisco Marsal, Eliseo Verón, Francisco Delich y Gino Germani.
La tercera parte, titulada Institucionalización y crisis del paradigma germaniano estudia el papel del Instituto de Sociología de la UBA, los profesores visitantes, la importancia de la Editorial Paidós y temas como la tradición intelectual del pensamiento social argentino, centrando su análisis en la obra ensayística de Ezequiel Martínez Estrada. El trabajo de Noé incluye nueve anexos con datos estadísticos sobre el tema estudiado.
Pese a la importancia del período 1955-1966, Noé advierte enormes vacíos en los estudios referidos a él. Según el autor la producción académica en la Argentina se desarrolla en la década del 60 y en la primera mitad de los 70, pero luego se entra en un vacío. Noé trabajó con publicaciones poco estudiadas, realizó entrevistas personales e indagó en monografías y trabajos inéditos o escasamente difundidos.
El autor advierte la presencia de un hecho paradojal en esos inicios de la sociología académica y de la carrera que la entronizó a la vida académica: que los sectores progresistas accedieran a la Universidad de la mano del golpe de Estado que derrocó a Perón. Fue gracias a ese gobierno de facto que esta elite, nutrida por los principios de la Reforma Universitaria de 1918 pudo implementar los postulados reformistas.
Noé analiza luego el impacto de la Revolución Cubana en la universidad argentina. La radicalización que precipitó ese acontecimiento impactó más allá de la política. Ese hecho, añade, explica la ruptura de la alianza entre el movimiento estudiantil y Gino Germani, vínculo que se había establecido en tormo a la creación de la Carrera de Sociología.
A partir de 1962, el movimiento estudiantil comenzó a producir una serie de ataques a Germani considerándolo un enemigo por su sometimiento al imperialismo norteamericano ya que había introducido en la Argentina la sociología norteamericana, tesis que Noé rechaza. Bajo el peso de adversas circunstancias, Germani debió abandonar la Argentina.
Primero, se instaló en Harvard, lo que desmentía ese supuesto comunismo que veía en el la derecha, pero confirmando su supuesto proimperialismo que denunciaba la izquierda radicalizada. De Harvard regresó a Italia, donde murió en Roma en 1979.
Germani dijo que se marchaba de la Argentina porque aquí, las crisis son frecuentes y de larga duración, interminables, que imposibilitan cualquier proyecto institucional. Esas predicciones de Germani fueron confirmadas con creces en los años que siguieron, anota Noé. La presentación de Utopía y desencanto dará lugar a un panel donde se analizará este importante aporte de Alberto Noé.