Borrador preliminar para unos ligeros apuntes acerca de una aproximación en torno de la hipotética existencia de lo que podríamos denominar, tentativamente, una teoría salteña de la argumentación. Este es el título original de la charla, porque me pareció que alguien ajeno a la institución, y sobre todo que no proviene de la Filosofía, debía rendir tributo aunque más no sea con el título- en latín. Traducido al castellano vendría a ser algo así como: teoría salteña de la argumentación Pero en realidad el verdadero título que tenía preparado es otro; es un título que trata de definir con mucha exactitud, con claridad meridiana la temática a abordar. He tomado, entonces, el criterio tantas veces usado académicamente para expresar, con la mayor precisión posible, un campo problemático. Por eso he llamado a esta charla:
Borrador preliminar para unos ligeros apuntes acerca de una aproximación en torno de la hipotética existencia de lo que podríamos denominar, tentativamente, una teoría salteña de la argumentación.
Costó mucho concretar esta charla; hubo que realizar entrevistas personales con las profesoras Daniela Bargardi y Lila José; intercambiar correos electrónicos y numerosas llamadas telefónicas. Debí presentar nota en papel sellado; fotocopia de las dos primeras páginas del DNI; certificado buco-dental; libre deuda del impuesto al automotor; dos fotos carnet 4x4; currículum vitae, certificado de estudios analítico y de no haber sido alumno categoría AM 25.
El problema de los honorarios fue menos engorroso; las autoridades del CEFISA me ofrecieron de inmediato 1.000, pero yo les respondí que con un brindis después de la charla era suficiente. Lo importante era asegurarse- con esa metodología- que ustedes aguantaran hasta el final para disfrutar luego del momento social.
Como ustedes saben, y yo lo adelanté hace un momento, soy menos que un neófito, no soy filósofo ni se nada de Teoría de la Argumentación.
Por eso me hice acompañar por algunos familiares para que me sostengan ante esta audiencia; pero además, y luego de varias noches sin dormir por el temor de presentarme en estas condiciones ante ustedes, traje también este muñequito antifóbico para que me ayude.
Lo que quiero compartir con ustedes, pues, no son sino unas cuantas reflexiones que surgen de la vida cotidiana, unas pocas observaciones de ciudadano común. Este no es un trabajo disciplinar; tampoco lo podría definir como interdisciplinar, ni mucho menos pretende ser transdisciplinar. En todo caso yo lo llamaría indisciplinar.
No voy a decir, por lo tanto, que estas reflexiones provienen de ningún proyecto de investigación mayor, y del cual se desprenden a modo de avance. En todo caso se trata de un tema que forma parte de una antigua preocupación intelectual mía como es el tema de la salteñidad.
Pero bueno, vamos al grano.
Argumento: razonamiento empleado para demostrar algo (razonamiento, prueba)
La hipótesis de esta charla consiste en sostener que en Salta hay un modo particular, propio, original, inédito de argumentar.
En otros ámbitos tanto nacional como internacional-, Salta es reconocida como tierra de poetas, capital de la fe, defensora de la independencia americana, patria del folclore, cuna de prohombres, entre ellos dos presidentes de la Nación y otro que fue promotor de la Ley Sáenz Peña de voto obligatorio.
Sin embargo, en el terreno de la Filosofía no hemos sabido proyectar nuestro patrimonio intelectual no obstante disponer, como voy a ejemplificar, de una larga tradición en ese campo.
Este tipo de razonamiento, las maneras de argumentar de los salteños, no se podrían explicar si no partimos de ese contexto mayor que es el de la salteñidad, esa identidad que se fue construyendo en la patria chica y que constituyó siempre un fértil terreno para el crecimiento de las más variadas e insospechadas formas de la flora y la fauna local.
Hay en Salta un modo de actuar y resolver los problemas que parece basarse más en la magia, en las creencias, en los mitos y las supersticiones que en el pensamiento científico y racional; y esto nos marca el rumbo a la hora de trabajar, de estudiar, o de pensar en la vida y en la muerte.
Veamos algunos ejemplos:
- La Provincia, como todos saben, está asentada en una zona de riesgo sísmico; son frecuentes los temblores y la historia registra varios terremotos. Sin embargo no hemos desarrollado ninguna institución dedicada al estudio y la prevención de estos fenómenos. El instituto de sismología se encuentra en San Juan; nosotros, en cambio, disponemos de un Cristo antisísmico, el señor del Milagro, cuya imagen es sacada en procesión para aplacar los terremotos.
- En ese mismo orden de cosas, el de los fenómenos naturales, cuando en nuestro campo llega la época del granizo, no apelamos a disolverlo y transformarlo en lluvia con las bombas que hace décadas utilizan otros países y regiones del país; por el contrario confiamos en el efecto de huevos arrojados a rodar sobre los sembradíos o en agitar banderas negras para ahuyentar el fenómeno.
- Otro tanto sucede con los conflictos laborales, como el cierre de una fábrica o empresa; aunque el Estado llame a conciliación obligatoria, a pesar que intervengan la Dirección del Trabajo y el Juzgado Civil y Comercial correspondientes, la resolución del problema se remata con una procesión de la que participan como el caso que se muestra- los intendentes, legisladores, empresarios y obreros involucrados.
- No obstante poseer dos universidades que forman profesionales en casi todos las ciencias, los salteños prefieren acudir a la profesora María Nora o a la maestra Berta Carminia que prometen soluciones a todos los problemas. Parapsicólogos, consejeras sociales, clarividentes y licenciadas en ciencias humanísticas pululan por la ciudad ofreciendo destrabes de negocios, eliminación de envidias, rencores y ondas negativas, unión de parejas y retornos imposibles de los seres amados, todo esto con la mayor reserva y seriedad y bajo el influjo de la gran pirámide de Keops.
- De igual modo apelamos a oraciones milagrosas, pidiendo públicamente a vírgenes y santos favores personales y familiares; estas oraciones incluyen, además de la obligación de ser rezadas varios días, una metodología muy particular, que consiste en publicar su texto en avisos pagados de los diarios.
- Otra curiosa costumbre local consiste en los saludos y felicitaciones a los familiares muertos; permanentemente se publican avisos necrológicos como éstos muy recientes en los que hemos obviado, naturalmente, los nombres-; los mismos incluyen felicitaciones por su día a las madres fallecidas y frases tales como: me imagino un traje blanco, como el de novia; qué linda estás ¡Mamá!.
Insisto: es en este terreno, en esta mentalidad colectiva más proclive a las soluciones mágicas que a la reflexión racional donde han crecido tan fértilmente los modos de argumentación salteños.
Sus orígenes se remontan a los tiempos del inicio de la conquista y colonización española, a comienzos del siglo XVI.
- Salta compartió con toda América el gran argumento con el cual se burlaron sistemáticamente las normas, los códigos y las leyes que intentaron poner freno a los abusos de conquistadores, encomenderos y gobernantes. La frase es por todos conocida: ACATO, PERO NO CUMPLO. Esto significaba, acepto la existencia de la ley, pero no la pongo en práctica porque supuestamente no se corresponde con las necesidades de la realidad americana.
- De la misma época data otro razonamiento que sirvió para negar la explotación
de los indígenas y sostener que se les habría dado buen trato. Es el que proclama que estas tierras nunca fueron colonias, sino reinos como los de la propia España, por lo que sus nativos recibieron la consideración de cualquier otro súbdito de la corona.
Lo curioso es que este razonamiento permanece en autores actuales, aún
Contrariando la mayoría de las investigaciones históricas; por ejemplo, en la obra que ustedes ven en la filmina, y que data de 1997, se sostiene:
Un pueblo de indios era una comunidad establecida (...) en un espacio con justo título de posesión de la tierra (...) porque se le asignaba en cumplimiento de las leyes. La estructura política de los pueblos estaba basada en el gobierno ejercido por el cacique y por el cabildo de naturales. (pág. 356)
En sus pueblos, los indios siguieron trabajando sus sementeras como lo hicieran en tiempos anteriores, alternando con el trabajo asalariado en las haciendas. (pág. 357)
Y así se refiere a la situación de los esclavos negros en la región del Tucumán:
(...) la vida de los esclavos fue bastante llevadera. Aquellos destinados al servicio doméstico prácticamente convivieron con la familia como cocineras, lavanderas, costureras y el sinfín de actividades que demanda la atención del hogar. Cuando las circunstancias lo exigieron, hasta amas de leche fueron las negras que criaron a los hijos de los amos con el mismo cariño que a los propios, que no pocas veces también lo eran del patrón. El carácter afectuoso y festivo propio de algunas etnias, los convirtieron en compañeros de los niños blancos durante la niñez y adolescencia, divirtiéndolos o atemorizándolos con sus historias (...). (pág. 154)
Los ejemplos de este tipo de argumentación en el período colonial son
numerosísimos y variados. Pero para no extendernos, pasemos a los de este siglo, que no tienen nada que envidiarle a los anteriores.
- El primero se denomina, preparen la casa, castiguen a la china
En su libro El fracaso del proyecto argentino, Carlos Escudé reproduce una anécdota de Timo Zorraquín que ilustra trágicamente el tipo de argumentos que solían sostener las señoras de Salta a comienzos del siglo XX:
preparen casa, castiguen china, era el mensaje que enviaba una dama salteña antes de retornar de Buenos Aires.
A la china (la empleada doméstica) se la castigaba por teóricas faltas que no sólo no habían sido comprobadas, sino que ni siquiera habían sido identificadas; faltas que se daba por sentado que habría cometido durante la larga ausencia de sus amos. Se le castigaba para que supiera que los amos regresaban y que, durante un par de meses, debería ajustarse a una dura disciplina (pág. 201)
- Son conocidos, también, los famosos simulacros de fusilamientos que el loco Dávalos realizaba periódicamente en su hacienda del Valle Calchaquí con el argumento que ese método permitía mantener a raya a los peones.
- Sólo en ese mismo contexto de impiadosas y atávicas prácticas puede explicarse la permanencia del derecho de pernada en las fincas salteñas. Esta costumbre que se practicó por lo menos hasta 1940 -en que es denunciada por diputados de la Nación- aseguraba al patrón, como en la Edad Media al señor feudal, pasar con la mujer de su peón la noche de bodas.
- Esa misma mentalidad explica que Ricardo Güiraldes, rememorando los
doce días en que recorrió el interior de Salta guiado por Juan Carlos Dávalos, pudiera escribir lo siguiente al francés Valery Larbaud en una carta de 1921 y que está publicada en el prólogo del libro Los Valles de Cachi y Molinos:
Usted tiene que venir, Larbaud, para que hagamos un viaje juntos. Dormiremos al claro de luna ( ...); nos bañaremos en el arroyo de Las Doncellas. (...) Cruzaremos caravanas de burros cargados de sal, compraremos algún cuerito de chinchilla o negociaremos un lote de vicuñas y si Vd. lo quiere se hará regalar alguna preciosa chinita de catorce abriles, tímida como una corzuela, de quien tendrá los huesos menudos (...) (pág. 597, Vol. II, Obras Completas).
Analizemos ahora tres casos paradigmáticos todos de este siglo- que vienen a reforzar la idea que existe un verdadero embrión para desarrollar una teoría salteña de la argumentación. Ellos son:
1) La ley 6.444 que otorgó el cupo del 33% de cargos electivos a las mujeres (1994).
2) El proyecto de ley aprobado ya por el Senado- para despenalizar las riñas de gallo en la provincia (1991). Y, por último,
3) La zamba La López Pereyra.
La discusión de la ley de cupo femenino, como se la conoce popularmente, fue intensa y prolongada; incluso varios de los presentes en esta charla participaron de los debates desde los palcos de la Legislatura; finalmente se aprobó, más por imperio de la existencia de una ley nacional en ese mismo sentido, que por la voluntad de muchos de los legisladores. Interesa recordar que uno de los argumentos más fuertemente esgrimidos por quienes se oponían al proyecto de ley fue el que sostenía que si se le otorga ese porcentaje a las mujeres también habría que dárselo a las prostitutas o a los homosexuales.
El diario de sesiones del Senado del 29 de diciembre de 1994, (fecha en que se modificó la ley estableciendo que las listas de candidatos no podrán incluir más del 70% de candidatos de igual sexo, en cuenta del 30% para las mujeres como en el proyecto anterior), trae estos comentarios de uno de los senadores: (Gardey, PRS)
En lo particular, no estoy de acuerdo con un proyecto de ley de cupo femenino. No estoy de acuerdo porque he conversado con mujeres y hombres y me decían las mujeres que con esta ley ellas se sienten discriminadas (...). Se me dijo aquellas personas que estaban a favor del cupo- que mi forma de pensar era machista, les dije que no, respeto a la mujer y no soy machista, por el contrario (...). muchos argumentos que me dieron las mujeres (...) era que ellas en lo político no podían tener la intensidad de trabajo de un hombre, que por ahí se hacen reuniones hasta las dos o tres de la mañana y ellas tienen que estar en su hogar. Es decir hay toda una serie de razonamientos. Tenemos ejemplos de mujeres que han sobresalido tanto en política como en otras actividades del país, que no les hizo falta ninguna ley sino realmente ponerse a trabajar, a pelear de igual a igual (...).
Las mujeres políticas que quieran aspirar a un cargo electivo, si tienen condiciones para ser cabeza de un sublema, que armen el sublema, que peleen los votos y que la gente decida (...). Creo que esto no es, desde mi punto de vista, algo racional, ya que en estos momentos, insisto, no existe ley (de cupo) y tienen todas las posibilidades , con los sublemas, de poder formar y entrar, ser electas si el pueblo realmente quiere que sean electas. Yo, por estas razones, me voy a oponer a esta ley. (págs. 1161 a 1163 del Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores).
- En el caso de la ley sobre riñas de gallos, sus promotores asentaron básicamente su argumentación en la tradición y la cultura propias de la salteñidad. Las razones expuestas en los debates fueron, entre muchas otras, las siguientes:
Las riñas de gallo (...) en Salta fueron, son y seguirán siendo, por muchos años, una pasión que atrae a gente de todas las clases y categorías sociales, tanto en el campo como en la ciudad. Es una realidad social y forma parte de nuestro acervo cultural y tradicional. (...) nadie puede negar que cada vez existe un número mayor de reñideros clandestinos y de criadores de gallos de combate. (...) El comportamiento socio-cultural se impone, a pesar de los caprichos del legislador, cuando pretende por la fuerza erradicar o prohibir prácticas costumbristas que hacen a la esencia del ser regional-nacional.
El gaucho, sujeto portador de cultura, se expresa a sí mismo, aún burlando leyes, cuando éstas no lo han interpretado. Lo vernáculo opera en un ámbito físico con libertad. Y si la libertad es cercenada por quienes no conocen y/o no comprenden lo vernáculo, la cultura pasa a ser clandestina, de resistencia. No es necesario recalcar, también, el enorme interés que despertará en el turismo nacional e internacional la posibilidad de ver (...) el espectáculo de una riña de gallos. (...) No hay cultura del hombre sin libertad. Libertad dentro de la identidad latinoamericana, de la conciencia histórica presente, por un lado y, por otro lado, nosotros, que en recinto cerrado tenemos la obligación, la ética de legislador, de escuchar la voz costumbrista del hombre de pueblo. (Senador Gustavo Saravia, Anta)
Pero no sólo los legisladores argumentaron a favor de la despenalización de esta práctica prohibida por una ley nacional; también los miembros del foro local, como el caso que ustedes pueden ver en la filmina, dejaron asentada públicamente su posición. Este abogado manifiesta, entre otras cuestiones que:
La autorización de las riñas es un acto de afirmación federalista que llenó de emoción a los criollos, cada día más acorralados por la penetración de la cultura extranjera. Se podrá gustar o no de este deporte, pero a nadie se obliga a concurrir al reñidero. Resulta injusto y propio de mentalidades represoras y autoritarias propiciar la prohibición de estas competencias. Sería lo mismo que porque a mi no me guste, por ejemplo, el rugby o el automovilismo, propusiera su prohibición.
Los diputados tienen la oportunidad de ampliar el proyecto del Senado, incluyendo en la protección legal también a la tabeada, carreras cuadreras y chaleras, el truco y demás juegos de destreza gaucha. (Diario el Tribuno, 5/VII(1991).
Veamos, por último, el caso de la zamba que fue bautizada como el himno salteño, la canción La López Pereyra. Muchos se preguntarán qué tiene que ver esta obra musical con la idea de una teoría salteña de la argumentación. La respuesta está en lo que se llama las condiciones de producción, en este caso de la zamba.
Muchos salteños creen que este tema musical lleva ese nombre en recuerdo a la mujer de la que habla su letra; sin embargo, la verdad es que su autor, Artidorio Cresceri, le dedicó esa composición al abogado salteño Carlos López Pereyra (1875 1929). López Pereyra, además de su actividad como jurista, escribió para diversos periódicos locales de principios del siglo XX (La Luz, El Defensor y fue director de El Cívico).
Siendo Juez de Instrucción de Salta, López Pereyra emitió un fallo que sentó jurisprudencia en el ámbito de la justicia argentina; fue aquel que sostuvo, por primera vez, que la emoción violenta constituía un factor a favor de un acusado de homicidio. Es decir, la emoción violenta se convirtió, desde entonces, en un argumento a favor del acusado ya que transformó al homicidio en homicidio involuntario.
En este caso el homicida a favor de quien López Pereyra falló era Artidorio Cresceri quien había asesinado a una mujer con quien había tenido relaciones amorosas.
En prueba de su gratitud por el fallo que lo absolvió, Artidorio Cresceri le dedicó posteriormente esta zamba que lleva como título el nombre del autor de ese fallo.
Como ustedes habrán podido apreciar en estos ejemplos, que podrían multiplicarse casi hasta el infinito, en Salta hay un modo de argumentar que nos caracteriza, nos distingue y nos identifica.
Y una última cuestión:
si más tarde, mañana o dentro de un mes, alguien de los aquí presentes sostiene que en esta sala se han manifestado estas cosas, no es cierto. Esto que ustedes creen haber escuchado ha sido sólo un sueño; en realidad esta charla nunca existió ni ustedes estuvieron aquí.
Y si alguien llega a afirmar lo contrario, sepan que responderé usando cualquiera de los tres principios fundamentales de la teoría salteña de la argumentación:
Yo noi sío
Yo noi táu
No mi acuerdo.