
La idea consiste en que los alumnos graben un disco con canciones producidas y cantadas por ellos; además de realizar la puesta en escena de las canciones. Algunos dedicados a componer y cantar y otros en la creación de la escenografía y vestuario; todos reafirmando que el arte puede ser una herramienta útil y al mismo tiempo desmitificar a las estrellas del rock, dejando atrás la búsqueda de la fama.
Hijos de cartoneros, de vendedores ambulantes, albañiles, trabajadores en general, de escasos recursos, son miembros de las familias de los alumnos del Sargento Cabral, aquellos que escriben sobre la libertad, la amistad, sobre un mundo mejor, entre otros temas y consideran la obra de otros autores. Algunos fragmentos de sus letras dicen: Imaginemos a la gente gozando su libertad, Amigos en las buenas y en las malas, amigos sin fronteras en el alma.
La idea no es nueva. En el 2003, el profesor Moya implementó este proyecto en el colegio Pablo Neruda y en el 2004 en el colegio San José, ambos de la capital. El resultado fueron dos discos con la participación del Chacho Echenique y Daniel Ríos, entre otros músicos destacados y presentaciones internas en el colegio a beneficio de escuelas en el interior de la provincia, entre ellas del departamento de Iruya. Ahora el desafío es hacerlo en un colegio público, el Sargento Cabral.
Aunque los alumnos están en la primera etapa, es decir en el aprendizaje de cómo realizar proyectos musicales, ya se consiguieron varios elementos para realizarlo y llevarlo a la etapa final. La elaboración propia de instrumentos con materiales de desecho fue una, entre ellos sikus de pvc. Pero también se compraron otros instrumentos como flautas, guitarras, bombos, etc.
Aunque para componer esta obra artística necesitan un teclado llamado Work Station (estación de trabajo), que permitirá economizar horas de grabación porque admite grabar todos los instrumentos de una sola vez en un chip, llevarlo al estudio de grabación para que se graben las voces y el disco estará listo.
La respuesta de los alumnos es positiva al proyecto, un signo de lo que los adolescentes necesitan porque los chicos demandan el medio económico que significa trabajar, significa ponerse en marcha y necesitan contención desde nuestro lugar. Partimos, los docentes, desde el afecto hacia el aprendizaje dijo Moya. También agregó tenemos que enseñarles a los chicos a gozar su libertad, a ser culturalmente libres y no esclavos de sus caprichos; todos somos responsables de la calidad educativa.
Por eso, los alumnos cantan a los cuatro vientos:
No somos chicos malos y vamos a la escuela del barrio,
No somos chicos malos, somos la nueva generación.
Aún globalizados, ancianos más pan y trabajo,
Aún capitalizados, tenemos una canción.