
«Durante años nos etiquetaron para trabajar como peluqueras, como manicuras o como objeto sexual. Voy a demostrar que los 'trans' somos capaces de realizar tareas como cualquier otra persona». Así, de esta guisa, se ha despachado esta mañana Gabriela Dagum, flamante inspectora de Tránsito de la Municipalidad de Salta.
Con su designación, Dagum se convierte en la primera integrante del colectivo trans en formar parte de las filas del cuerpo de Policía de Tránsito de la Municipalidad de Salta.
La información oficial señala que han sido su experiencia laboral en diferentes organismos y su capacitación permanente las únicas credenciales que avalaron su incorporación al cada vez más variopinto plantel de recursos humanos de la Municipalidad de Salta.
El mérito de Gabriela -primera trans de la UNSa en alcanzar el reconocimiento de su identidad de género- no desmerece en ningún caso el de su mentora, la Directora General de la Diversidad de la Municipalidad de Salta, señora Charo Victoria Liendro, más conocida por su nick de Ro.
Liendro, que desde su reciente incorporación al gabinete del intendente Miguel Isa viene marcando los tiempos y compases de la nueva política municipal, y se ha convertido de este modo en un auténtico metrónomo de la gestión, acompañó a la flamante inspectora Dagum a la reunión en la que ésta recibió la bendición personal del jefe supremo de los uniformados motorizados, el Secretario de Tránsito y Seguridad Vial, señor Carlos Caruso.
El gesto afable de Caruso y su apertura hacia la diversidad de género pretenden demostrar que eso de la 'tolerancia cero' que impulsa su Departamento es solo un expediente para acabar con los borrachos al volante pero que de ningún modo implica rechazo hacia los diferentes.
Haciendo gala de un elevado sentido de la igualdad y del buen uso del lenguaje políticamente correcto, el señor Caruso ha dicho que «la incorporación de Gabriela es la incorporación de un ser humano más a las filas municipales. La decisión se sustenta en su capacidad, su experiencia y porque la repartición necesita personas comprometidas con su trabajo».
«Aquí todos somos iguales, por lo tanto todos tenemos lo mismos derechos, sin distinguir mujer, varón o 'trans'», ha dicho enfáticamente el señor Caruso, frente a la severa mirada de sus compañeras de gabinete, la influyente y elegante Marcela Pérez, y la omnipresente y ubicua Ro Liendro, quien con esta designación se apunta un poroto de oro en su fiera y desigual batalla contra la homofobia vernácula.