
Esta declaración, apresurada, no solo le trajo al Jefe de Policía críticas de todos los colores, sino que dejó abierta la puerta para un interrogante institucional de mucho mayor alcance: ¿La Policía de Salta justifica el llamado homicidio pasional?
Después de varios homicidios de mujeres a manos de sus parejas policías, Lami ha vuelto a la carga, pero esta vez con ocasión de los operativos policiales de detención de travestis que ejercen la prostitución en la aún no oficializada zona roja de Salta.
Desde hace algún tiempo rige en la Argentina una ley, la 26.743, llamada de «identidad de género», que permite a los mayores de edad realizar lo que se llama legalmente una «rectificación registral de sexo», sin cirugía y mediante una simple declaración ante el oficial encargado del Registro Civil, que incluye la elección de un nombre de pila del sexo opuesto.
Desde entonces, la sociedad ha incorporado, como no podría ser de otro modo, a un determinado número de personas transexuales, que no ha debido pasar por el quirófano para que les sea reconocida legalmente tal condición y los derechos que ella trae aparejados.
De lo uno y de lo otro parece no haberse enterado muy bien el comisario Lami, quien antes de despacharse contra los travestis y de su pretensión de ser detenidos por personal femenino de la Policía, ha cargado contra un conocido transexual de Salta (la señora Victoria Liendro), de quien ha dicho, sin nombrarla, lo siguiente:
“Yo vi que en hockey hubo alguien que en la misma condición quiso jugar y no fue aceptada porque es injusto. La fuerza física no es la misma, es la de un varón y con los policías pasa lo mismo”, ha dicho Lami, esgrimiendo un criterio contrario al de las autoridades olímpicas.
La fuerza física
Dice Lami que “es una situación de injusticia que una mujer policía detenga a una persona que tiene la estructura física de varón, aunque en su psicología sea mujer”.Desgraciadamente, la ley no dice que los transexuales acogidos a su régimen sean mujeres solo en el plano psicológico. Es este un claro invento del Jefe de Policía de Urtubey, para quien la psicología femenina consiste en decir lo siguiente: «Detenelo vos al gordo ese, que yo me acabo de hacer la manicure».
Lami habla de los sexos de forma estereotipada y peyorativa respecto de sus agentes femeninos. No hay nada que demuestre, a la hora de proceder a la neutralización física y detención de una persona, que las policías mujeres se encuentren en inferioridad de condiciones que un hombre. Para casos como estos las fuerzas de seguridad disponen de argumentos y dispositivos que reducen a cero estas supuestas desigualdades. ¿Acaso Lami no lo sabe?
La fuerza física es un atributo natural muy mal distribuido, tanto en mujeres como en hombres. Hay agentes de policía hombres que, por su contextura física, no podrían ni aunque quisieran inmovilizar a una mujer fornida. Y, a la inversa, mujeres policías fuertes y bien entrenadas, capaces, en las mismas condiciones, de detener a delincuentes de gran potencia.
Lami parece hablar como el jefe de una fuerza de seguridad integrada por esmirriados policías alimentados solo en base a mazamorra, que a las primeras de cambio claudican en el enfrentamiento físico. Si una mujer policía no puede con un transexual, ¿no ha pensado el jefe Lami en darle a sus «agentas» una formación adecuada que les permita lidiar con personas de mayor envergadura física?
Pero antes de gastar en costosas clases de yudo o defensa personal, es mejor mandar a varones robustos a detener a quienes el jefe Lami considera que (a pesar de su elección civil) siguen siendo hombres, tan solo porque el hecho de prostituirse así lo justifica.
El jefe Lami se retrata solo en su misoginia al hablar de «los derechos de ellos» (en masculino) y al decir que ellos «triplican en fuerza física a sus agentes». Pero ¿qué les da de comer Lami a sus mujeres policías para que exista una desproporción tan escandalosa?

