
Nacido en la ciudad bonaerense de Pigüé en 1924, Ulloa fue designado en 1977 gobernador de facto de la Provincia de Salta por la junta militar dictatorial presidida por el entonces general del ejército Jorge Rafael Videla. Desempeñó el cargo hasta poco antes de concluir el gobierno militar. En octubre de 1982, después de la derrota militar en las Islas Malvinas, Ulloa fundó el Partido Renovador de Salta, fuerza política que intentó agrupar a los partidos que tradicionalmente se habían opuesto al peronismo en la Provincia.
En 1991, Ulloa logró vencer al peronismo en las elecciones para Gobernador de Salta celebradas aquel año. En el camino quedaba el exgobernador Roberto Romero, a la sazón el primer candidato a Gobernador del Partido Justicialista derrotado en unas elecciones libres y transparentes.
Tras los gobiernos de Hernán Cornejo Barni y el propio Romero, Ulloa tomó el control de una Provincia desvastada por la caótica política económica de sus antecesores. Entre 1991 y 1995 el gobierno de Roberto Augusto Ulloa, aliado con una fracción de la UCR provincial, enfrentó numerosos conflictos sociales, muchos de ellos espoleados por la mayoría peronista en la Legislatura provincial.
No obstante las dificultades, Ulloa consiguió devolver una cierta racionalidad a la gestión económica provincial y pagó sus reformas con una derrota en las elecciones de 1995 en la que el peronismo reconquistó el poder que ejerce sin fisuras desde hace 25 años.
La reforma de la Constitución Nacional en 1994 permitió a Ulloa ser elegido tercer senador nacional por la Provincia de Salta, cargo que ejerció hasta finales del año 2001. En 2007, el fundador del PRS renunció a este partido, luego de que sus dirigentes resolvieran atar una alianza con un sector del peronismo liderado entonces por el exgobernador Juan Manuel Urtubey.
Con la muerte de Roberto Augusto Ulloa desaparece quien probablemente fuera el último exponente de una generación de hombres y mujeres que dedicó su vida pública a luchar por una política menos centrada en el poder y más cercana a los ciudadanos. A pesar de haber sido gobernador designado por un gobierno dictatorial e ilegítimo, Ulloa superó con creces el desafío democrático y se sometió con humildad, sin aparatos ni prebendas, al escrutinio popular. Muchos en Salta recuerdan que su triunfo electoral de 1991, logrado contra todo pronóstico, no se alcanzó agitando los odios y los resentimientos contra el adversario ocasional sino proclamando la necesidad de sumar esfuerzos para la reconstrucción de una Provincia golpeada por el mesianismo y los delirios de un populismo que apenas si comenzaba a insinuarse.
Sin embargo, la demostración más contundente de que el exgobernador militar había conseguido un lugar bajo el cielo democrático es la respetuosa reacción de los principales dirigentes políticos y sociales de Salta ante la noticia de su fallecimiento. Bien es verdad que la figura de Roberto Augusto Ulloa no concitaba entusiasmos unánimes, pero es todavía más cierto que en los últimos 150 años ningún político en Salta ha despertado tales entusiasmos.
El exgobernador fallecido, hombre de convicciones firmes y poseedor de la virtud de la tolerancia, pasará a la historia de Salta como el político nacido en otras latitudes que comprendió mejor que nadie las debilidades y las inconsecuencias de la sociedad en la que se desenvolvía, como el líder que en su día plantó cara al mesianismo y consiguió doblegarlo en las urnas, algo que sus adversarios de entonces y sus epígonos contemporáneos no le perdonaron nunca.
El Gobernador de la Provincia, Gustavo Sáenz ha firmado hoy mismo el Decreto 820/2020 que declara el duelo oficial en todo el territorio para la jornada de mañana miércoles. Las banderas oficiales permanecerán izadas a media asta en todos los edificios públicos.