
La marcha no solo fue modesta en cuanto a sus dimensiones; fue también silenciosa y pacífica, como lo habían previsto las organizaciones convocantes.
Un puñado de personalidades y dirigentes políticos acompañó la marcha, en la que brillaron por su ausencia el gobierno provincial y los miembros más notables de la nomenklatura local. Solo la presencia de algún miembro del Ministerio Público Fiscal de Salta puso la nota de la jornada.
Durante la marcha -que, a diferencia de lo que sucedió en Buenos Aires, se realizó a pleno sol- no se registraron incidentes.
Los asistentes portaban banderas nacionales y carteles en los que se reclamaba por la falta de libertad e independencia de los jueces y fiscales. Otros protestaban por lo que consideran es ya una grave crisis institucional, exigiendo el esclarecimiento del atentado contra la AMIA y la muerte de Nisman.