
Uno de los adalides de esta campaña es precisamente el padre de una de las jóvenes asesinadas en San Lorenzo, en julio de 2011. Desde el Vª Arrondissement de la capital francesa, Jean-Michel Bouvier, se ha expresado, otra vez, sin dejar indiferente a nadie: «Me gustaría mucho, antes de morir, esperar a que salga de la cárcel para abrazarlo» «Eso es lo que hubiera querido Cassandre», ha dicho Bouvier en una misiva dirigida al periodista Jean-Charles Chatard.
La campaña ha sido secundada inmediatamente por otra infatigable luchadora contra las injusticias y la mora judicial, Marisa Peñalva, quien desde los Estados Unidos ha sumado su voz y su imagen a la campaña que lleva por lema el hashtag #LibertadAClementeVeraYa!.
En su perfil de Facebook, Jean-Charles Chatard ha publicado una emocionante exhortación, y ha pedido en ella a «familias, amigos y ciudadanos del mundo» que reaccionen ante la prolongación del injusto encarcelamiento de Vera.
«Si piensas que la justicia de Salta ha condenado sin pruebas a un inocente, dejando deliberadamente en libertad a tres autores materiales (traicionados por su ADN) del doble asesinato de Cassandre Bouvier y Houria Moumni; si crees que la Corte Suprema de la Nación debe dar su veredicto lo antes posible, y, finalmente, si usted piensa que el expediente judicial debe abrirse de nuevo para que se haga justicia definitivamente, haz como Jean-Michel Bouvier, ¡tómate una foto con el cartel #LibertadAClementeVeraYa! Difunde ampliamente su imagen en tus cuentas personales de Facebook, Instagram y Twitter», ha publicado el periodista francés, que ha rematado su exhortación con una frase del Dr. Martin Luther King: «Todo el mundo puede ser importante porque todo el mundo puede servir para algo».
Santos Clemente Vera, salteño, de profesión jardinero, jefe de una familia de modesta condición, fue encarcelado a principios de febrero de 2016, después de que un tribunal integrado por los magistrados Rubén Eduardo Arias Nallar y Luciano Martini, en base a un expediente idéntico al que dio lugar a su absolución, y sin reproducir el debate procesal en la instancia (esto es, sin volver a escuchar a los peritos que habían emitido dictámenes contradictorios en la instancia anterior), resolvió cambiar la absolución de Vera, decidida unánimemente por el tribunal que presenció directamente la producción de las pruebas y tuvo cara a cara al condenado, por una condena a prisión perpetua, la máxima pena prevista en el ordenamiento jurídico argentino.
Desde el comienzo del proceso penal (esto es, desde hace casi nueve años), Santos Clemente Vera insiste en su inocencia. Sus abogados se vieron forzados a acudir a la Corte Suprema de Justicia de la Nación por vía del recurso de queja, ya que la Corte de Justicia provincial, con la firma, entre otras, de Guillermo Catalano y Abel Cornejo Castellanos, le negó cualquier posibilidad de acceso al recurso extraordinario federal, tras desestimar con argumentos que destacan por su absoluta falta de solidez, el recurso de inconstitucionalidad que previamente habían interpuesto contra la sorprendente sentencia condenatoria, que se pronunció sin darle ocasión al condenado a que ejerza su derecho a ser oído y decir la última palabra.

