Caso Luján Peñalva - Yanina Nuesch: Seis años de impunidad y sospecha

  • A seis años del doble crimen de Río Ancho, los deudos de una de las dos jóvenes asesinadas señalan al Gobernador de la Provincia de Salta como encubridor del crimen que provocó su muerte.
  • La reputación de Salta en entredicho
mt_nothumb

La reputación internacional de la Provincia de Salta no es un asunto librado a la "separación de poderes", como absurdamente pretende el Gobernador de Salta. Antes al contrario, afecta al crédito de que goza el Estado provincial en el concierto de las naciones del mundo, así como al buen nombre de los salteños; tanto de los que viven en Salta, como los que viven en otras partes del mundo.


Por tanto, pretender eludir la responsabilidad en el deterioro de la imagen internacional de Salta, echando mano del argumento de la separación de poderes es indigno de cualquier gobernante democrático.

Lo es incluso más, cuando el primero que transgrede todos los límites conocidos es el propio Gobernador que luego pretende hacerse el desentendido; el mismo que a pocas horas del hallazgo de los cuerpos y frente a evidencias más que superficiales, transmitió a un mundo sensibilizado por el suceso, que las dos jóvenes habían muerto a causa de un pacto suicida.

Todo lo demás es conocido; desde la lentitud judicial, la endeblez de las pruebas en que se sustentó el archivo del caso y la tenacidad de la familia Peñalva, que nunca bajó los brazos y que lideró una investigación paralela en el extranjero que empezó a echar luz sobre un suceso con el que los salteños se mostraron sorprendentemente conformes.

Para los Peñalva (especialmente para Gustavo, el padre de Luján; para Marisa, su tía; y para Facundo, su primo hermano), ninguna investigación judicial de una muerte violenta puede comenzar descartando la hipótesis de un homicidio, como se hizo en Salta. Al contrario, los protocolos judiciales en prácticamente todo el mundo mandan a que la valoración del posible suicidio sea la última de las especulaciones posibles. El deber de un juez o un fiscal instructor responsable, en casos como este, es desconfiar, hasta el último minuto.

Es sorprendente que en la trama de las apariencias el primero que ha caído fuese el Gobernador de la Provincia, como sorprendente fue el hecho que su entonces Ministro de Seguridad se presentara en del lugar el hallazgo pocos minutos después de que la Policía encontrara los cuerpos de las adolescentes, sujetos a un árbol pero a la altura del suelo.

El edificio de mentiras que se empezó a levantar en Salta se desmoronó en los Estados Unidos, en donde un grupo de expertos criminólogos, en base a los elementos de convicción del propio expediente salteño, sin sesgo ni doblez, han concluido sin apenas dudar de que no se trató de un suicidio, ni pactado ni no pactado, sino de un acto criminal.

En el mundo en que vivimos, en el que las fronteras se atraviesan con facilidad y aumentan la circulación de personas entre países, el castigo de los delitos no es algo que pueda quedar librado a las decisiones domésticas. No porque las fallecidas hayan nacido y vivido en Salta y sus asesinos puede que también sean salteños, se trata de "trapos sucios que se deben lavar en casa".

A esta teoría que se podría llamar de la "territorialidad del esperpento" ha adherido en todo momento el Gobernador de Salta, quien no es consciente de que la falta de esclarecimiento de un crimen horrendo como este (así como el que un año antes acabó con la vida de las turistas francesas Cassandre Bouvier y Houria Moumni) afecta sobremanera a la Provincia de Salta y a los salteños, y desluce -por utilizar un término suave- sus glamourosas apariciones en el extranjero.

Así pues, transcurridos seis años desde aquella desgraciada tarde en el descampado de Río Ancho, en el que ha pasado casi de todo, excepto la detención y el castigo de los culpables, todas las miradas se dirigen al gobernador Juan Manuel Urtubey.

Si antes la familia Peñalva ha llevado a todo el mundo la imagen del Gobernador, señalando que Salta es un territorio en el que se encubre los asesinatos de mujeres, el sexto aniversario ha supuesto un paso más concreto: Ahora se dice que el crimen "fue encubierto por el gobernador Urtubey".

El encubrimiento de un crimen es un delito penal y su falsa imputación podría ser calumniosa. Pero la calumnia -a diferencia de la injuria- permite acreditar en juicio la verdad de la imputación, y quienes la han lanzado disponen ya de todos los elementos para probar lo que, con un alto grado de convicción, afirman.

Mientras el Gobernador de la Provincia sigue adelante con su campaña presidencial, paseándose por varios países del mundo sin dar cuenta de sus actividades ni de sus paraderos a los ciudadanos que lo han votado para que trabaje en Salta y haciendo como que en Salta no existen crímenes sin resolver, el tiempo transcurre y la impunidad cabalga detrás de un expediente judicial en el que, desde el principio, han faltado decisiones ejecutivas y valientes que demuestren un compromiso serio de las instituciones de Salta con la verdad. Empezando por el Gobernador de la Provincia.

{articles tags="current" limit="3" ordering="random"}
  • {Antetitulo}
    {link}{title limit="58"}{/link}
    {created} - {cat_name} - {created_by_alias} {hits}
{/articles}