La opería artificial de Urtubey rinde sus frutos: otra niña embarazada en Salta

  • La inteligencia artificial de Urtubey es bastante tonta, según lo ponen de manifiesto los últimos acontecimientos producidos en Salta.
  • Aberrante es lo que no funciona
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La inteligencia artificial no tiene por qué ser inteligente, así como los corazones artificiales no encuentran razones para ser sensibles. A veces, la una y el otro son opas a darles con un fierro. Todo depende de quién esté a los comandos del dispositivo.


Así lo demuestra el nuevo caso de embarazo de una niña de 12 años en Salta, esta vez a manos de su hermanastro.

El triste suceso revela que la inteligencia artificial para predecir embarazos adolescentes, de la que ha presumido el gobernador Urtubey en los medios nacionales, funciona en Salta siempre y cuando el viento zonda no se lleve a La Pedrera los cables de la luz. Es decir, de a ratos.

Cuando el «Gran Hermano» urtubeysta duerme la siesta (esto es, la mayor parte del tiempo) padrastros y hermanastros trogloditas aprovechan la distracción para impregnar a sus tiernas parientastras, sin que el gobierno, que todo lo ve y todo lo puede, consiga hacer algo por evitarlo.

Para confirmar el hecho del embarazo infantil no hacen falta tanto análisis clínicos ni anuncios oficiales. Basta con comprobar si ha aumentado la cantidad de catequistas que pululan por los pasillos del Hospital Materno Infantil de la ciudad de Salta, y que van ofreciendo a las pequeñas víctimas y a sus familias unas estupendas salidas espirituales, a precio de ganga, en forma de adopciones compulsivas, previa entonación de una salmodia aprobada oficialmente por el Arzobispo local.

Según informaciones periodísticas que se publican hoy en Salta, los padres de la niña embarazada habrían optado por una interrupción legal de su embarazo, con amparo en la normas vigentes en la materia. Todo ello, por supuesto, hasta que una beata asesora de incapaces se dirija a un juez amigo para que mediante una cautelar autosatisfactiva se consiga evitar la consumación de esa «aberrante» práctica.

Observatoriando

El diario El Tribuno de Salta publica hoy que responsables feministas del benemérito Observatorio de Violencia contra las Mujeres de Salta ha dirigido un escrito al hospital público para que le informe sobre el estado de salud de la niña embarazada.

Con muy bien criterio, el hospital no ha respondido a este requerimiento por cuanto al interés de las feministas en conocer el asunto se le opone el derecho a la intimidad de la paciente y de su familia, que vaya uno a saber por qué las responsables del Observatorio consideran que tiene menor importancia que sus agudas «observaciones». El interés público, en este caso, es que se respeten los derechos de autonomía y privacidad de la paciente y no que su condición clínica, cualquiera ella sea, pueda ser divulgada al primero que pide conocerla.

Según el gobierno, agentes de la Subsecretaría de Asistencia Integral a Víctimas de Violencia han prestado asesoramiento jurídico y psicológico a la niña y a su familia. Según El Tribuno, un abogado «detalló a los padres los derechos de la niña», porque, como es de suponer, son los abogados y no los ciudadanos los que conocen cuáles son estos derechos.

De todos modos, lo que no ha informado el gobierno es si la familia ha recibido la visita de algún cursillista, ya que, junto al asesoramiento legal, el gobierno se encarga también de velar por la recta espiritualidad de las personas más desfavorecidas de Salta.

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