Carceleros de toda Salta compiten en las 'olimpiadas penitenciarias'

  • Los funcionarios de prisiones exaltan 'los valores del deporte y los principios del olimpismo' y se olvidan de la seguridad y sanidad de las cárceles, así como de la dignidad de las personas que viven en ellas.
  • El deporte antes que la dignidad

El Ministro de Gobierno, Derechos Humanos y Justicia del gobierno de Salta, señor Marcelo López Arias, ha presidido el acto oficial por el cual han sido inauguradas en el Legado Güemes de la capital de la Provincia las así denominadas «olimpiadas penitenciarias».


El funcionario ha destacado que la finalidad que persigue esta actividad es la de promover la integración y el fortalecimiento de las relaciones entre el personal de las unidades carcelarias de la Provincia.

Probablemente las competencias de fútbol, vóley, básquet, complementos de pesas, tiro masculino y femenino, pruebas atléticas, maratón y tenis de mesa sirvan para hacer que los guardianes de las prisiones salteñas estén un poco más atentos a la proliferación de «gubias asesinas» dentro de las celdas que ocupan los internos durante sus «visitas íntimas».

A continuación de las sencillas pero emotivas palabras del ministro López Arias, el director general del Servicio Penitenciario de la Provincia de Salta, señor Juan Daza, ha dicho que las «olimpiadas penitenciarias» constituyen «una de las actividades más importantes del calendario anual», sin mencionar cuáles son las otras.

Según el funcionario, los juegos intercarcelarios «promueven valores como la amistad y la lealtad en un ámbito diferente al laboral». Dice el señor Daza que de los 2.900 agentes penitenciarios en activo, «la mayoría» se entrena todo el año para participar en estas olimpiadas.

Curioso es que en el acto se hayan destacado «los valores del deporte y los principios del olimpismo» y no se haya hecho referencia alguna a la seguridad y sanidad de las prisiones, al buen trato de los reclusos y al reciente informe del relator especial de la ONU sobre la tortura, que concluye, entre otras cosas, que varios lugares de detención en nuestro país son claramente incompatibles con la dignidad humana.

Pero para el señor López Arias, con un poco de fútbol-tenis y otro poco de complementos de pesas, esta situación se puede corregir rápidamente.

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