Échenle la culpa al extraterrestre

  • La Municipalidad de San Lorenzo retira el cuestionado cartel que ofendía la memoria de dos mujeres asesinadas. Una funcionaria del área de turismo municipal le echa la culpa del hecho al cónsul francés.
  • Demasiada televisión
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Cuando sucedía algún desastre en la apacible casa de los Tanner, las miradas se dirigían inmediatamente a Alf, el peludo huésped venido del planeta Melmac cuyo verdadero nombre es Gordon Shumway.

Ante cualquier acusación -especialmente las injustas- Alf se defendía diciendo: «Claro, sí, échenle la culpa al extraterrestre».

Algo parecido ha sucedido ayer en Salta, cuando responsables políticos de la Municipalidad de San Lorenzo intentaron eludir su responsabilidad en la publicación de un oprobioso cartel turístico, echándole la culpa al Cónsul de Francia en Salta, señor Philippe Garcin.

La funcionaria que ensayó esta insólita defensa, seguramente debe de haber visto todos los capítulos de Alf.

La salida más fácil en casos como estos es echarle la culpa a quien no tiene responsabilidad política y no tiene por qué rendir cuentas a los salteños. Un cónsul extranjero es el mejor «Alf» para echar las culpas afuera.

Seguramente, cuando iba a quinto grado de la escuela, quien ayer mandó al frente al cónsul Garcin, era la misma alumnita que cada vez que la maestra enfurecida preguntaba quién había tirado la tiza, la niña se paraba y decía: «Fue el alumno Puca, señorita».

Según las propias declaraciones de la funcionaria -ya adulta- el cónsul francés se limitó a pedirle que no se olvide la memoria de las turistas asesinadas y que las personas que quisieran conocer el monumento erigido en el lugar para perpetuar su recuerdo, pudieran hacerlo. Hasta aquí todo bien.

Nadie dijo ni puede decir que el Cónsul sugirió que se bautizara al tradicional mirador con el nombre de «Mirador de las Francesas». Eso no lo pidió nadie; se le ocurrió a alguien con una perversa y morbosa mentalidad marketinera.

El Mirador de la Quebrada de San Lorenzo no es una «platabanda» en busca de un nombre. Ni el cónsul francés ni una funcionaria de la oficina municipal de turismo pueden darle el nombre que a ellos se les antoje.

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