
El 26 de abril de 2014, cuando el tribunal que juzgó el caso aún no había pronunciado su sentencia, los salteños se sorprendían con la aparición de una carta anónima manuscrita, en la que se relataba con pelos y señales el destino fatal de las turistas francesas Cassandre Bouvier y Houria Moumni.
La carta, escrita presuntamente por una mujer y fechada en Salta el día 25 de abril de 2014, concluía de un modo conmovedor: «Si yo no me presento personalmente a declarar es porque tengo miedo a lo que me pueda pasar, a mí o a mi familia. Si pudieron manipular y tapar todo este caso, ¿por qué no me puede pasar lo mismo a mí? Lo único que pido es que salga toda la verdad, que los verdaderos culpables salgan y que se haga justicia».
El hecho de que la carta hubiera sido rematada con una expresión muy frecuente en los escritos y peticiones verbales que los abogados dirigen a los tribunales hace pensar que el autor o autora de la carta es una persona que, o bien trabaja en ámbito judicial o bien conoce los entresijos de la investigación y cuestiona la forma en que ha sido conducida.
El destinatario de la carta -el padre de una de las muchachas fallecidas- no ha entregado la pieza a los fiscales de Salta ni tampoco a los magistrados franceses que aún mantienen abierta una investigación judicial paralela en el parquet de París. Las razones de esta falta de entrega se desconocen, pero se han hecho y se siguen haciendo múltiples especulaciones al respecto.
Una de ellas es la posible falsedad de los hechos relatados en la misiva, en la que aparecen nombres y apellidos de conocidos dirigentes políticos que tuvieron o aún tienen responsabilidad en el gobierno de Juan Manuel Urtubey.
La otra -que ha comenzado a abrirse camino a medida que el tiempo pasa y la carta sigue sin ser analizada por las autoridades competentes- es que al gobierno, y a algunos políticos en concreto, no les interesa que se conozcan ni la carta ni los nombres que ella menciona y, por ello, han ejercido presión sobre su tenedor para que no dé a conocer su contenido.
Dos años sin investigación y el reloj sigue corriendo
A casi cinco años del hallazgo de los cuerpos, el crimen sigue sin ser resuelto de una forma convincente por las autoridades competentes de la Provincia de Salta.Si ya la condena de Gustavo Lasi había dejado el caso abierto, la reciente condena de Santos Clemente Vera -absuelto en primera instancia- lo abrió mucho más aún.
Durante estos últimos dos años ningún magistrado de la Provincia tuvo el coraje de proceder de oficio a partir de la publicación parcial de la carta en el libro del periodista francés Jean-Charles Chatard.
Este silencio ha alimentado las especulaciones respecto de la veracidad de esta carta, que no solo contradice abiertamente la versión oficial sobre el crimen, sino que también desvela la existencia de un acuerdo secreto entre personas con alta responsabilidad política, para evitar que salgan a la luz pública los nombres de los presuntos implicados, ninguno de los cuales, por cierto, ha sido llamado a declarar por autoridad alguna.
La situación es paradojal, puesto que, de ser cierto lo que se afirma en la carta, el paso del tiempo y la continuidad de la ocultación no favorecerían especialmente la impunidad, por cuanto los peritos franceses han aislado tres huellas de ADN (dos masculinas y una femenina) que en cualquier momento podrían revelar la identidad de los verdaderos autores del crimen, si finalmente las autoridades francesas se decidieran a realizar los retratos robot.
Si esta identidad coincide con los nombres mencionados en la carta, los magistrados que en su día ignoraron este documento como elemento de convicción podrían ser perseguidos por omisión de sus deberes y hacer frente a cuantiosas indemnizaciones económicas.
