
Después de cuatro años y medio de incertidumbre y de verdades a medias, cuando el padre de una de las jóvenes asesinadas visita Salta para exigir a las autoridades un compromiso firme para hallar la verdad, surge un elemento sumamente perturbador: la posibilidad de que Jean-Michel Bouvier aproveche su estancia en Salta para visitar en la cárcel al único condenado por el doble crimen.
Hoy se ha sabido que Gustavo Lasi, quien se encuentra purgando una condena de treinta años de prisión por violación y homicidio, ha enviado un mensaje que dice: «Estoy a disposicion del señor Jean-Michel Bouvier si él quiere reunirse conmigo, en la cárcel de Villa Las Rosas».
El mensaje lo ha recibido el periodista francés Jean-Charles Chatard, quien lo ha hecho público en su perfil de Facebook, aclarando que lo hace como periodista (matrícula profesional Nº 82024) y no como «portavoz del detenido». Chatard entrevistó tres veces a Gustavo Lasi en la cárcel. En dos de esas entrevistas, el condenado hizo revelaciones explosivas, que, sin embargo, no fueron tenidas en cuenta por ningún fiscal para abrir diligencias penales.
El caso es que Lasi, al igual que Torrico, dispone de medios para enviar mensajes al exterior del penal, y el recibido por Chatard es prueba de ello. El periodista francés afirma que recibió el mensaje «de manera totalmente legal».
Es realmente extraño que un hombre condenado a prisión por crímenes tan graves desee entrevistarse con el padre de una de sus víctimas. O Lasi es realmente un inocente que se encuentra en prisión para encubrir las responsabilidades de otros, o se trata de un cínico con perfil psicopatológico capaz de regodearse con el dolor ajeno.
Aún se desconoce si Bouvier aceptará esta inusual invitación o si la declinará. Pero de ocurrir lo primero, no es posible descartar que el padre de una de las jóvenes asesinadas escuche de viva voz y en primera persona el relato de un hombre que dice haberse inculpado por amenazas del juez instructor hacia su familia y haber sido sometido a sesiones de tortura en la Policía para una forzada extracción de material genético.
Si Lasi ratificara ante Bouvier que él no tiene nada que ver con los crímenes y que el juez y la Policía son responsables de la manipulación de su ADN y su posterior implantación en el cuerpo de las víctimas, la situación se tornaría entonces dramática. Bouvier podría jugar sus cartas de otra manera y forzar que una autoridad se interesara por la declaración inculpatoria de Lasi.
Hay que recordar que aunque Lasi se ha confesado en un primer momento autor de los crímenes y que hay pruebas científicas que confirman su participación en los hechos, aún conserva la condición constitucional de presunto inocente, ya que la sentencia que lo ha condenado no es firme. Por tal motivo, ningún magistrado podría hacer la vista gorda e ignorar su declaración con el remanido argumento de que se trata de la afirmación «de un delincuente».