J. M. Bouvier: 'La construcción del Estado de Derecho es un combate permanente'

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(LUIS CARO FIGUEROA - PARÍS 16:30 H) - La señorial presencia de Jean-Michel Bouvier exhala un perfume bastante particular. Una mezcla que combina las finas esencias de la solemnidad y del arte antiguo con el vapor agitado de una inteligencia febril, moderna y bullente. Conversar con él es un auténtico placer, pero de esa clase de placeres que lo instalan a uno rápidamente en una atmósfera de responsabilidad grave, que recrean un ambiente que impide que nos abandonemos totalmente al deleite de escuchar y nos empuja más bien a actuar.

No sé muy bien si ha sido el lugar en que nos hemos encontrado -la Place de Châtelet, a unos pasos del Sena- o si fueron sus cuidados modales de diplomático, su barba blanca, sus vivaces ojos azules o su verbo fluido lo que me ha transportado en el tiempo. Pero el hecho cierto es que durante las dos horas y cuarto que duró mi charla con él tuve la impresión de estar frente a Monsieur de Norpois, el viejo embajador que alguna vez sorprendió con su conversación al mismísimo rey Teodosio y que anticipó a Francia los apetitos prusianos antes de la guerra de los años setenta.

Al igual que ese Norpois dibujado magistralmente por Proust en A l'ombre des jeunes filles en fleurs, Bouvier habla «el lenguaje de las cancillerías». Pero al mismo tiempo da la impresión de que no esconde nada, de que su franqueza no es una simple pose y de que no hay velos 'políticamentes correctos' que envuelvan o disimulen sus palabras.

La responsabilidad del gobierno de Salta

Cuando le pregunto por la responsabilidad del gobierno de Salta y de los políticos locales en el fracaso de la investigación sobre el asesinato de su hija Cassandre y de su amiga Houria Moumni (una pregunta obligada), su respuesta no se hace esperar y me sorprende: «El problema de la Provincia de Salta sobrepasa a las personas. Porque le diré, como ya he dicho antes, que Salta es una sociedad feudal, con muchos conflictos de intereses y de corrupción, y que todas las personas que tienen poder, cualquiera que sea, desde el más pequeño al más grande, tienen a los demás, como decimos en francés, agarrados por la barba» (se tenir par la barbichette).

En ese momento particular sentí que Bouvier no estaba haciendo un diagnóstico sociológico de Salta sino que me estaba animando a actuar; que me estaba empujando a dejar la comodidad de la zona de confort para denunciar un estado de cosas que requiere urgentemente acabar con la indiferencia. Sentí, en fin, que me estaba dando el mismo impulso que el Marqués de Norpois le dio al joven narrador para dedicarse a la literatura (en contra de los deseos de su padre), o que me daba su aprobación para acudir al teatro y oír a la Berma en su representación de Phèdre.

Urtubey y la justicia

Bouvier sin embargo no se detiene en el diagnóstico catastrofista de Salta ni se solaza desmenuzando sus taras sociales. Su optimismo o tal vez su compromiso cívico se lo impiden: «Esta mañana, en la ceremonia de toma de posesión de su tercer mandato Urtubey dijo algo que me pareció interesante. Él dijo que Salta la Linda deberá convertirse en Salta la Justa. Sé perfectamente que son las palabras de un político y las tomo con cuidado, pero me ha parecido un gesto importante y esperanzador que debo destacar», me dice, ilusionado.

Cuando intento hacerle ver que el Gobernador de Salta -un verdadero pájaro de cuentas, capaz de manipular y corromper como ninguno el lenguaje de las palabras- se refería más bien a la justicia «social», Bouvier con mejor criterio me interrumpe y me dice: «Sí, sí, pero pienso que para que haya justicia social es necesario que la justicia sea realmente independiente; que tenga los medios para realizar sus actividades, que el nombramiento de los jueces sea transparente y no influido por la política, y que el sistema le dé a los jueces y a la Policía unos medios de investigación serios».

Es decir -añado yo- que mientras no se lleve a cabo una profunda reforma del sistema judicial provincial y no se acaben con los amiguismos, los privilegios de clase, la subordinación social de la Policía y las designaciones políticas de los magistrados, la aspiración de Urtubey de lograr que «Salta la Linda» se convierta en «Salta la Justa» será solo un eslogan tan vacío como el del «amor absoluto» y la «entrega total» que pidió ayer a sus funcionarios en el bizarro acto de juramento cuyos excesos llegaron hasta este continente. Al menos así interpreto yo las palabras de Bouvier.

El interés común en la justicia y el Estado de Derecho

Pero mientras Bouvier habla con crudeza de nuestras debilidades institucionales -incluso de las más vergonzosas- siento que nuestro interés -el de él y el mío- en el esclarecimiento de la violación y asesinato de las turistas francesas coincide en lo esencial pero no es idéntico.

El interés del padre ha evolucionado y sigue evolucionando desde el desgarro personal y familiar, desde la pérdida definitiva e irreparable del ser querido, y la sed de justicia que ello conlleva, hacia un interés cívico puro centrado en el mejoramiento de las instituciones. El mío, que había empezado por lo más general -es decir, por las dimensiones políticas y sociales del asunto, que en un momento me parecieron gigantescas- se ha ido matizando con el tiempo. Hoy, quien estas líneas escribe experimenta una suerte de dolor personal, un sentimiento particular y privado que poco tiene que ver ya con la política o con la calidad de las instituciones. De algún modo, Jean-Michel Bouvier y yo hemos recorrido caminos inversos y nos hemos cruzado en un punto.

«Vamos a tenerlo difícil para mejorar algunas cosas», le digo en tono de disculpa. Pero el hombre otra vez me supera y responde: «La construcción de un Estado de Derecho es un combate perpetuo. Yo lo veo en Francia y en otros países que conozco. Es a perpetuidad. Se necesitan instituciones fuertes con un verdadero equilibrio de poder que obligue a los gobernantes a ejercer la transparencia delante del pueblo. Si hablas en nombre del pueblo, tienes que ser coherente y comprender que el mandatario no es nada sin el pueblo. Debe rendirle cuentas».

Y añade: «Le diré lo que le dije a la señora Kirchner... algo que ha sorprendido a otros miembros de las familias Bouvier y Moumni, pero no a mí. La Argentina es un país federal con una estructura de poder muy extendida sobre las provincias. Especialmente sobre aquellas provincias que tienen una dimensión demográfica débil. Y ya no solo es el feudalismo del que hablé antes sino el hecho de que -y perdone que se lo diga así- el Gobernador es una especie de monarca absoluto».

El mensaje está claramente dirigido a Urtubey, pero otra vez Bouvier echa el freno de mano para dejar claro que no todo lo que está pasando es responsabilidad del gobierno. «Es una paradoja, pero en la Provincia en donde mi hija fue asesinada tengo buenos amigos. No soy partidario de una lógica maniquea, ya lo ve. Sé que hay en Salta hombres y mujeres de buena voluntad que sufren también esta situación. Aquí en Francia hay familias que han perdido a sus hijos y que llevan muchos años sin conocer la verdad. Es un problema que existe en todas partes. Diría que se trata de un problema estructural. Los hombres pueden fallar en cualquier lugar».

Entre incompetentes y manipuladores

«Pero también tengo que decir que aunque en la investigación realizada en Salta hay cosas aberrantes, el problemas más grave es comprobar que existe un vínculo entre la incompetencia de los actores y los intentos de manipulación. El tribunal juzgador ha probado la manipulación policial y esto es un asunto muy grave. Porque aunque el hallazgo del arma en la casa de Sarmiento y la colocación de los proyectiles hubieran sido cosa de una sola persona, esta circunstancia, por sí sola, habría determinado la responsabilidad y la caída del jefe de la Policía».

Para Bouvier, existe una certeza absoluta acerca de la existencia de violencia policial y de torturas durante la investigación judicial de la muerte de su hija. Su mirada y la firmeza de sus palabras me transmiten la impresión de que atribuye a estos hechos la mayor gravedad posible y, al mismo tiempo, denuncian que tal gravedad no ha sido correctamente valorada en Salta; ni por las autoridades ni por la sociedad en general. A Bouvier le parece sorprendente, o por lo menos curioso, que el hallazgo del arma se hubiera producido en un procedimiento que no fue iniciado por el juez instructor de la causa (Martín Pérez) sino por el juez Dubois.

El complot y el pacto de silencio

Bouvier no adhiere a las teorías conspirativas. No cree en el complot, pero todo indica que no lo descarta. «Quiero mucho a Chatard» -me dice-. «Es un periodista muy trabajador y muy valiente. Ha sido su trabajo el que me ha permitido advertir las incoherencias del expediente que mis abogados de Salta no habían logrado advertir, así como tampoco mis abogados de Francia».

«Sin hablar de complot, creo que lo que ha habido es una interferencia indebida de la política en la tarea de instrucción. Ha sido el juez Pérez quien ha desvirtuado el expediente de instrucción. Un juez débil, cuyo trabajo ha estado presidido en todo momento por la idea obsesiva de cerrar el expediente cuanto antes», añade con la misma firmeza.

Martín Pérez y Aldo Rogelio Saravia

Bouvier señala a Martín Pérez como uno de los principales responsables del fracaso del conjunto institucional, pero parece reservar sus mejores energías para referirse a Aldo Rogelio Saravia, el entonces Secretario de Seguridad del gobierno provincial de Salta, de quien -dice- le causó «una impresión detestable». «Un hombre arrogante», remata.

Sobre las luces y las sombras de la instrucción, Bouvier es muy claro: «Un tribunal que se apresta a juzgar y se encuentra con un expediente de investigación mal constituido, con pruebas manipuladas o con pistas de investigación no exploradas, tiene la obligación de detener el juicio, de suspenderlo para pedir una instrucción complementaria que aclare los puntos oscuros. De otro modo, el tribunal queda entrampado. El tribunal de juicio no es una instancia de investigación. En Salta, sin embargo, parece todo diferente».

«Si el juez de instrucción hubiese sido coherente, habría involucrado a otras personas, del mismo modo que lo hizo con Vera. ¿Por qué los ha excluido? No hay explicación para esto. Habría que haber planteado allí una verdadera batalla judicial». Para Bouvier, en definitiva, al juicio se llegó en condiciones muy poco propicias para juzgar y sin elementos de convicción serios para establecer las correspondientes responsabilidades.

Walter Lasi, la clave de la verdad

Jean-Michel Bouvier no se explica por qué Walter Lasi, el padre del único condenado por el crimen, ha sido beneficiado por el juez instructor por un sobreseimiento express. «Su excusa no es creíble y su presencia en el lugar no puede ser descartada», afirma el padre de Cassandre. Por motivos que se desconocen, tampoco le han sido extraídas muestras de ADN otros integrantes de la familia Lasi. «Puedo equivocarme -dice Bouvier- pero Walter Lasi es la clave para hallar la verdad».

«Su eventual enjuiciamiento presenta importantes problemas jurídicos, ya que el sobreseimiento con que le benefició el juez Pérez tiene valor de cosa juzgada y no se podría abrir un nuevo proceso contra él», añade.

Cartas abiertas, viaje a la Argentina y Guillermo Catalano

Mi interlocutor se explaya sobre su próximo viaje a la Argentina, a donde arribará el próximo día miércoles 16 de diciembre. «Mi viaje ha sido construido alrededor de las cartas abiertas que escribí a las autoridades de Salta el mes pasado. La carta fue dirigida a Urtubey, al presidente de la Cámara de Diputados, Godoy, y al anterior presidente de la Corte de Justicia, Posadas.» Por supuesto, Bouvier está al tanto de todo lo que pasa en Salta y en la Argentina, y no se le escapa que en el mismo momento en que él y yo hablábamos en París, se estaban produciendo importantes cambios institucionales a diez mil kilómetros de distancia.

«Posadas ha sido reemplazado hoy», me dice con el mismo gesto de quien saca de su chaleco un preciso reloj de bolsillo y le echa un rápido vistazo. «Su reemplazante es el señor Catalano. Por intermedio de un amigo he recibido un mensaje del señor Catalano en el que me dice que está dispuesto a recibirme. Aún no hay fecha para este encuentro. Pero lo importante es que el señor Catalano, entre los primeros anuncios que ha hecho, ha dicho que haría lo mismo y de manera general con todas las víctimas. Es un acto fuerte. Yo le he mandado a decir que acepto. Por el contrario, tengo que decir que todavía no he tenido ningún contacto con Urtubey o con Godoy (*); ni con Madame Calletti (la Ministra de Justicia y Derechos Humanos), que también tiene la carta», añade.

«Sin embargo, la señora Kirchner sí que me ha respondido. Y lo ha hecho en menos de veinticuatro horas. Ella me pidió autorización para publicar mi carta en las redes sociales. Me ha dicho que piensa, como yo, que la investigación judicial ha sido mal hecha y que ella era partidaria de pedir la reapertura de la instrucción para que se investiguen los ADN aún no identificados hallados en Francia y para que se puedan hacer los retratos robot a partir de estas muestras. Hay personas a las cuales, inexplicablemente, no se ha pedido el ADN. Por ejemplo no se ha pedido el ADN a la madre de Lasi, a su novia y a otros miembros de su entorno...», insiste.

Encuentro con Macri

Cuando le pregunto por su eventual encuentro con el presidente Macri, Bouvier me responde con una sonrisa: «El nuevo presidente tiene muchas cosas para hacer, teniendo en cuenta la situación en que recibe el país y las condiciones muy particulares del traspaso». Inmediatamente sin embargo cambia el gesto y dice: «Temo por la Argentina, porque Macri no tiene mayoría propia en el Congreso, y el mapa de los gobernadores no le es del todo favorable. Por el contrario, en este esquema Urtubey aparece como muy prudente y muy responsable. Yo estoy seguro de que si la señora Kirchner publicó muy rápidamente su respuesta a mi carta abierta es porque quiso poner una piedra en el jardín de Urtubey».

Sin embargo, el encuentro con Macri parece muy posible. «Hay aquí en París -dice Bouvier- argentinos que se han presentado como macristas, que me han contactado. Me han dicho que en la Corte Suprema argentina tienen mucho interés en el asunto. Me contactaron el lunes siguiente a la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Tiendo a pensar que me han contactado por azar. Me dijeron 'buscamos ayudarlo' y, en este marco, 'si usted quiere podemos organizar un encuentro con el presidente Macri'».

«Si me encuentro con él, yo le diré la verdad acerca de los conflictos de intereses y de la corrupción que se hallan en el corazón del caso y que están bloqueando el camino hacia la verdad; no solo en el caso de Cassandre sino también en muchos otros. Si quiere utilizarme, yo aceptaré que me utilice», añade.

«También tengo una segunda vía de contacto con Macri, a través de Chatard. Él me ha puesto en contacto con Gerardo Morales, el nuevo Gobernador de Jujuy, que viene trabajando estrechamente con organizaciones que representan a los familiares de las víctimas. Pero hay que tener cuidado, para que no parezca que la Provincia de Jujuy interfiere en los asuntos internos de la Provincia de Salta. Yo creo que mi viaje será productivo», dice con optimismo.

La justicia por sus propias manos

A esta altura de la conversación crece mi preocupación por su optimismo y no puedo evitar preguntarle si tiene un «plan B» para el caso de que las cosas no salgan allí como él espera. En concreto, quiero saber si Jean-Michel va a imitar, como ha insinuado en una de sus cartas, a su compatriota André Bambersky, y tomará la justicia en sus propias manos.

«He citado en mi carta el asunto Bambersky porque me ha impresionado, pero para mí es una forma más de empujar y de ejercer presión. En su respuesta, la señora Kirchner me recomienda no hacer ninguna cosa de ese tipo. Ella me ha dicho que es mejor que actuemos todos juntos. Y si lo veo a Urtubey le voy a decir que mi interés es el de que actuemos todos juntos. Además le voy a decir que su interés político es el de actuar. Haré todo lo posible porque Urtubey no se olvide de su promesa de que Salta La Linda será también Salta La Justa. Volveré a Salta todos los 15 de julio para recordárselo», dice Bouvier con voz firme.

«Hay que encontrar no solo a los culpables sino también a los cómplices, que son muchos, y establecer con claridad cuál ha sido la responsabilidad de Saravia y del juez Pérez. Yo moveré todas las piezas para que se reabra dignamente la investigación. Y después si la investigación llega a buen puerto estaré satisfecho, pero si no ocurre así, diré públicamente quiénes son los culpables y quiénes han sido sus cómplices», añade.

Cartas anónimas y rally Dakar

«Durante el tiempo que estuve en Salta para el juicio, mucha gente se me acercó. He recibido alrededor de una decena de cartas anónimas. Algunos me decían que Lasi es inocente y los otros dos culpables; unos le echaban la culpa a Romero y otros a Urtubey. Si no tengo una respuesta de Catalano, pienso hacer una conferencia de prensa. Diré que ellos no quieren encontrar la verdad y que si no la quieren encontrar es porque tienen algo que esconder. Y llegados a este punto, pienso que si la Provincia de Salta no responde y no está a la altura, yo haré lo que jamás he hecho en Francia, pero actuaré, y haré todo lo que esté a mi alcance para que el rally Dakar no pase nunca más por Salta».

El apoyo de Francia y el jaque a Urtubey

«He tenido un intercambio de cartas con el presidente François Hollande. Le he pedido en esta ocasión que la persona que lo representará en la toma de posesión de Macri -el señor Jean-Pierre Bel, antiguo presidente del Senado de Francia- le exprese al nuevo presidente su preocupación por el asesinato de Cassandre y Houria. El 13 de noviembre pasado, el mismo día de los atentados, el gabinete de Hollande me respondió y me dijo que está al tanto del drama de Cassandre y Houria; que ha trasmitido mis elementos al Ministerio de Asuntos Extranjeros, y que yo tendré una respuesta antes de que el presidente Hollande visite la Argentina en febrero próximo».

«Pienso que después de las cartas, Urtubey está obligado a hacer algo. De otra forma, como ustedes (Iruya.com) bien han dicho, sus aspiraciones presidenciales están en peligro. Yo estoy casi completamente seguro de que cuando llegue a Salta tendré un mensaje de Urtubey esperándome. Un buen político se anticipa a los acontecimientos».

La despedida

La intensidad del discurso no decae. Su interés, tampoco. Pero las sombras de la tarde van cayendo rápidamente sobre París y la prudencia aconseja liberar a nuestro interlocutor de su compromiso.

Le pregunto si pasará la Navidad en Salta y me lo confirma. Una extraña sensación me invade al saber que en unas fechas tan señaladas Bouvier estará allí, sufriendo por los petardos y las ensaladas calientes, mientras que yo estaré en París, cuando en teoría debería ser exactamente al revés.

En ese momento pensé que debo de ser yo un salteño muy particular, ya que no aproveché la ocasión para pedirle al viajero que me llevara en el avión unos quesos o una horma de dulce de membrillo para obsequiarle a un pariente (o un pavo congelado, como una vez hizo un legislador nacional), sino que le pedí que me representara en Salta, ante mis propios comprovincianos, como ciudadano y que llevara bien alto, en mi nombre, el ideal de la justicia y de la libertad.

Por alguna razón, o quizá por muchas razones juntas, comprendí que Jean-Michel Bouvier es la persona ideal para una encomienda de tales características, porque tal vez nadie como él tiene un altar constantemente encendido en el fondo de su alma en donde arde la llama de la libertad, con el tamaño y el mismo fulgor que la escultura que se halla en el extremo norte del Pont de l'Alma. Confío en él porque sé que no se dejará fácilmente enredar en las telarañas amables que teje la sociedad salteña para embaucar a los extranjeros y que no capitulará frente al poder, como suelen hacerlo las personas sin principios.

Un abrazo a las puertas del Sarah Bernhardt selló nuestra amistad imperecedera mientras nuestras miradas intercambiaban brillantes destellos de complicidad no conspirativa. Algo realmente novedoso y extraño tratándose de un salteño que conoce al peronismo desde su nacimiento y de un hombre cuya vida cívica discurre en la cuna misma de la cultura jacobina.

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Fuente: (*) Con posterioridad a la entrevista, se ha podido saber que una secretaria de Manuel Santiago Godoy ha contactado con Bouvier para coordinar un encuentro.